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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
7
Drama "Paradies" narra tres historias sobre tres mujeres, tres vacaciones y tres amores. La primera mujer viaja a Kenya en busca de turismo sexual. Fuera del amor de Jesús, la segunda mujer trata de devolver el catolicismo al pueblo austríaco. Y la tercera, la mujer más joven, pierde su inocencia en un vasto campamento de pérdida de peso. Primera parte de una trilogía de Seidl sobre el "Amor", la "Fe" y la "Esperanza". (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sorprende bastante la forma con la que la crítica especializada, al menos la española, acogió en su día el estreno de esta película del austríaco Ulrich Seidi, primera parte de su trilogía “Paradise”. Como se puede comprobar en los extractos de prensa que acompañan la ficha del film en esta web, los Boyero, Marchante y compañía salieron por patas y escandalizados tras la premiere mundial de la cinta en la edición 2012 del Festival de Cannes. Esta desproporcionada reacción ha hecho quizá que prejuzgemos la propuesta de Seidi como un ejercicio más radical y transgresor de lo que es en realidad. Porque, sinceramente, no es para tanto.

Espero que el rechazo furibundo de los señores críticos no se deba a que en la película, que en líneas generales nos cuenta las andanzas de un grupo de cincuentonas y sesentonas austriacas de turismo sexual por Kenia, se invierten los papeles tradicionales. Es decir que sean maduritas quienes gozan de los favores sexuales de jóvenes efebos y no al revés como suele ocurrir. Cada vez estamos más habituados a ver cómo se introducen escenas de sexo explícito en el cine convencional, especialmente en el europeo ( ahí están los casos recientes de “La vida de Adele” o “El desconocido del lago”) así que a estas alturas no nos deberíamos llevar las manos a la cabeza si vemos una teta flácida y caída donde otrora era costumbre ver un bello y juvenil seno.

Y es que cuando uno de acaba de ver “Paraíso: Amor” la palabra que antes acude a su mente es naturalidad. La película comienza como un relato casi costumbrista en el que cualquiera puede verse identificado para después ir alternando lo cómico y lo trágico y dar como resultado lo patético. Hay naturalidad en la protagonista Marguarete Tiesel al encarar el papel principal, o en esas mujeres charlando al sol sin tapujos sobre el sexo y la vejez. Naturalidad también al desnudarse no solo física sino también emocionalmente ya a solas enfrentándose a su vacío y a su vergüenza.

Y hay que reconocerlo. A no ser que uno sea una Irina o un Cristiano Ronaldo, todos estamos muy ridículos en bañador y más llegando a ciertas edades. La película no se detiene ahí y se para en otras vergüenzas encerrando una crítica al turismo sexual como la forma más literal con la que el Primer Mundo jode al Tercero. Y eso, por desgracia, también continúa siendo muy natural y muy corriente.
Juan Solo
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