Guy Ritchie, después de "Lock, stock, and two smoking barrels", sorprendió con esta estupenda película, a base de un buen reparto, unas buenas interpretaciones, un argumento nada novedoso pero con una dirección que lo compensa, unas escenas y diálogos para el recuerdo, rebosante de acción y ritmo, y con esa estética tan “moderna” que le da el toque final a modo de fresa en lo alto de la tarta de nata.
El reparto es sensacional, y si eso va unido a unas interpretaciones excelentes y a unos personajes muy bien trabajados, ya es media película completada con éxito. Cada personaje está perfectamente retratado, con detalle, presentados estupendamente (todos y cada uno) desde un principio. A mitad de la película llegamos a conocerlos tan bien que ya sabemos (más o menos, salvo sorpresas del guión) de qué manera va a actuar cada uno. Por ejemplo: El gitano, uno de los personajes “imán” para el público. Totalmente carismático, su comportamiento tópico pero muy aplaudido, admirado por los espectadores, y además, clave en la trama. Esos rasgos característicos (como la manera de hablar) le hacen más destacable si cabe. Tanto es el éxito en la creación de personajes como el gitano, que sus apariciones se hacen escasas, uno se queda “con ganas de más”. Y es que la diferencia entre un personaje poco trabajado, plano, y otro de la talla del que comento, es bárbara. Los primeros dan para un par de escenas y enseguida se necesita recurrir a otros apartados para completar vacíos, en cambio, con los segundos, tranquilamente se pueden hacer tres películas.
El otro gran pilar de la película, a la par con el de los personajes que he comentado anteriormente, es el guión. Repito lo dicho en el primer párrafo, pero extendiéndome, ya puestos. Es simplemente soberbio porque a pesar de contar una historia típica de mafiosos, de robos, de persecuciones... Que a primera vista realmente no es nada nuevo, pero trasladarlo a la pantalla como Guy Ritchie lo hace sí, y aunque puede que nuevo siga sin serlo, sí es poco frecuente. Rebosa ritmo, como digo. En cada escena nos trasladamos a una atmósfera persecutoria (cuando no por una cosa por otra), sin un momento de respiro. Y oye, (como aquel que dice) con sentido. Si, con sentido. Que es fácil poner una serie de secuencias de acción, lo difícil es que la suma cobre sentido, que tenga esa coherencia que esperamos de una película de gran nivel. Y es algo que no se intenta, sino que se consigue, con trabajo.
Imprescindible.