FA
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Voto de Dragondave:
8
8.0
158,288
Ciencia ficción. Thriller. Intriga. Acción
Dom Cobb (DiCaprio) es un experto en el arte de apropiarse, durante el sueño, de los secretos del subconsciente ajeno. La extraña habilidad de Cobb le ha convertido en un hombre muy cotizado en el mundo del espionaje, pero también lo ha condenado a ser un fugitivo y, por consiguiente, a renunciar a llevar una vida normal. Su única oportunidad para cambiar de vida será hacer exactamente lo contrario de lo que ha hecho siempre: la ... [+]
10 de agosto de 2010
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Todo en la vida es cine, y los sueños, cine son”, decía Poncho K en su canción. Y no andaba muy desencaminado.
Me molesta un tanto las acusaciones y comparaciones, como si de un enfrentamiento auto impuesto se tratase, entre ésta película y otras, onírico-surrealistas, de directores como Buñuel o Lynch. Sobre todo porque la película de Nolan, pese a que utiliza, obviamente, el mundo de los sueños, no es una película onírica o surrealista, ni pretende serlo. Más bien está cerca de ser un ejercicio de física o psicología. E intentaré explicar esto último.
Tengan en la mente presente la escalera sin fin o el tribar de Penrose (para ello pueden ayudarse de “google imágenes”, si es necesario). Figuras imposibles en un plano real (3D) creando paradojas visuales sólo reales en la mente, engañados por nuestros ojos.
Pues bien, el señor Nolan, debajo de la capa de blockbuster veraniego, film de acción con guión inteligente (especie en peligro de extinción), debajo, a su vez, de una capa de film aparentemente onírico, debajo, otra vez, de una capa de thriller de espionaje enreversado... Existe una capa que envuelve a todas. La de la paradoja visual (que se explica en su debido espacio, ese llamado “spoiler”, no apto antes del visionado).
Así pues, cada uno puede disfrutar de, o bien, sus capas independientes, de varias, o de su conjunto global, la que libremente llamo “película cebolla”.
No estamos ante una película perfecta. Escenas de acción rodadas al estilo “siglo XXI” (es decir, hago como que te muestro todo pero no ves nada), explicaciones demasiado evidentes o fallos personales de estilo que no casan con cada espectador. Pegas se le pueden sacar, como a todo. Pero su concepto, su “origen”, el atrevimiento de llevarla a cabo, el buen resultado al hacerlo y el disfrute visual-sensorial que te aporta, es lo que valoro con la nota. Que tenga un par de motas o agujeros en una capa no me hace tirar la peli-cebolla a la basura, sino que me la como en mi ensalada-cine con gran satisfacción.
Y es que si Avatar puso de moda el 3D, Nolan ha abierto la veda de la realidad virtual. Y yo la disfruto mucho más, qué queréis que os diga.
Me molesta un tanto las acusaciones y comparaciones, como si de un enfrentamiento auto impuesto se tratase, entre ésta película y otras, onírico-surrealistas, de directores como Buñuel o Lynch. Sobre todo porque la película de Nolan, pese a que utiliza, obviamente, el mundo de los sueños, no es una película onírica o surrealista, ni pretende serlo. Más bien está cerca de ser un ejercicio de física o psicología. E intentaré explicar esto último.
Tengan en la mente presente la escalera sin fin o el tribar de Penrose (para ello pueden ayudarse de “google imágenes”, si es necesario). Figuras imposibles en un plano real (3D) creando paradojas visuales sólo reales en la mente, engañados por nuestros ojos.
Pues bien, el señor Nolan, debajo de la capa de blockbuster veraniego, film de acción con guión inteligente (especie en peligro de extinción), debajo, a su vez, de una capa de film aparentemente onírico, debajo, otra vez, de una capa de thriller de espionaje enreversado... Existe una capa que envuelve a todas. La de la paradoja visual (que se explica en su debido espacio, ese llamado “spoiler”, no apto antes del visionado).
Así pues, cada uno puede disfrutar de, o bien, sus capas independientes, de varias, o de su conjunto global, la que libremente llamo “película cebolla”.
No estamos ante una película perfecta. Escenas de acción rodadas al estilo “siglo XXI” (es decir, hago como que te muestro todo pero no ves nada), explicaciones demasiado evidentes o fallos personales de estilo que no casan con cada espectador. Pegas se le pueden sacar, como a todo. Pero su concepto, su “origen”, el atrevimiento de llevarla a cabo, el buen resultado al hacerlo y el disfrute visual-sensorial que te aporta, es lo que valoro con la nota. Que tenga un par de motas o agujeros en una capa no me hace tirar la peli-cebolla a la basura, sino que me la como en mi ensalada-cine con gran satisfacción.
Y es que si Avatar puso de moda el 3D, Nolan ha abierto la veda de la realidad virtual. Y yo la disfruto mucho más, qué queréis que os diga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Analicemos las capas de la cebolla:
- Al principio, aparecido de la nada, Cobb en una playa, donde es apresado por unos guardias y llevado delante de un Saito bastante envejecido (en este tramo aun no conocemos a Saito)
- De ahí, pasamos otra vez, de sopetón, a una mansión con un Saito joven y Cobbs con su equipo intentando robarle información.
- Esto resulta ser un sueño que tienen con el propio Saito en un piso de Saito, utilizado para su amante, en un barrio algo chungo...
- A su vez, lo anterior era un sueño que mantenían en un tren, donde viajaban todos, y Cobb y compañía, trabajando para una empresa, habían ido a extraer información del subcosciente de Saito. Fracasan en su intento, pero Saito, impresiodado, les da otro trabajo, introducir una idea en el subcosciente de Fischer, su némesis empresarial, para apartarlo de la competencia.
- Para ello, en un avión, duermen a Fischer, introduciéndole en un sueño dodne acaban en una furgoneta perseguidos por guerrilleros (proyecciones de Fischer de su época militar)
- De aquí, pasan al sueño del hotel, donde le hacen creer que su mano derecha, Browning, quiere robarle una idea de su subcosciente.
- De aquí pasan al sueño de la nieve, donde llevan engañado a Fischer para implantarle la idea nueva.
- La cosa se complica y matan a Fischer, lo que obliga a Cobb a viajar a su subcosciente (limbo que llaman) para traerlo de vuelta a este sueño.
Hasta aquí todo sin problemas, ya que nos lo explican detalladamente. La cosa viene cuando este último nivel (limbo), en cierto momento, coincide con el principio de la película.
¿Empiece a mitad? Sigamos hasta el final y diré mis impresiones.
- Al final regresan todos al avión, Saito hace la llamada pactada y Cobbs regresa al fin a su casa. Pero su tótem, el que utiliza para saber que un sueño es un sueño y no la realidad, gira sobre la mesa, sembrando las dudas al espectador.
¿Final facilón de cara a la galería? ¿Todo es un sueño? ¿Pura coincidencia?
Yo me inclino por otra vía, la de un bucle sin principio ni fin, como la escalera que se menciona en la película o el tribal de Penrose que comento en la crítica, donde inicio y final no existen, sino que es un círculo interminable sin vérice alguno, una paradoja visual indescifrable desde nuestro punto de vista.
Como si un jeroglífico de estos de las páginas del periódico que preguntase...
¿Cual es la respuesta?
Y la respuesta es que, sencillamente, no hay respuesta. O sirven todas...
Desde nuestra perspectiva, no sabemos si Cobbs soñaba desde un principio, fruto de una misión; si sigue en el limbo, de aquel que dice escapó junto a su esposa pero a ella le afectó hasta su suicidio; o su subconsciente, fruto de tantas infiltraciones mentales, ha salido dañado y anclado en un sueño-bucle, que es lo que vemos.
- Al principio, aparecido de la nada, Cobb en una playa, donde es apresado por unos guardias y llevado delante de un Saito bastante envejecido (en este tramo aun no conocemos a Saito)
- De ahí, pasamos otra vez, de sopetón, a una mansión con un Saito joven y Cobbs con su equipo intentando robarle información.
- Esto resulta ser un sueño que tienen con el propio Saito en un piso de Saito, utilizado para su amante, en un barrio algo chungo...
- A su vez, lo anterior era un sueño que mantenían en un tren, donde viajaban todos, y Cobb y compañía, trabajando para una empresa, habían ido a extraer información del subcosciente de Saito. Fracasan en su intento, pero Saito, impresiodado, les da otro trabajo, introducir una idea en el subcosciente de Fischer, su némesis empresarial, para apartarlo de la competencia.
- Para ello, en un avión, duermen a Fischer, introduciéndole en un sueño dodne acaban en una furgoneta perseguidos por guerrilleros (proyecciones de Fischer de su época militar)
- De aquí, pasan al sueño del hotel, donde le hacen creer que su mano derecha, Browning, quiere robarle una idea de su subcosciente.
- De aquí pasan al sueño de la nieve, donde llevan engañado a Fischer para implantarle la idea nueva.
- La cosa se complica y matan a Fischer, lo que obliga a Cobb a viajar a su subcosciente (limbo que llaman) para traerlo de vuelta a este sueño.
Hasta aquí todo sin problemas, ya que nos lo explican detalladamente. La cosa viene cuando este último nivel (limbo), en cierto momento, coincide con el principio de la película.
¿Empiece a mitad? Sigamos hasta el final y diré mis impresiones.
- Al final regresan todos al avión, Saito hace la llamada pactada y Cobbs regresa al fin a su casa. Pero su tótem, el que utiliza para saber que un sueño es un sueño y no la realidad, gira sobre la mesa, sembrando las dudas al espectador.
¿Final facilón de cara a la galería? ¿Todo es un sueño? ¿Pura coincidencia?
Yo me inclino por otra vía, la de un bucle sin principio ni fin, como la escalera que se menciona en la película o el tribal de Penrose que comento en la crítica, donde inicio y final no existen, sino que es un círculo interminable sin vérice alguno, una paradoja visual indescifrable desde nuestro punto de vista.
Como si un jeroglífico de estos de las páginas del periódico que preguntase...
¿Cual es la respuesta?
Y la respuesta es que, sencillamente, no hay respuesta. O sirven todas...
Desde nuestra perspectiva, no sabemos si Cobbs soñaba desde un principio, fruto de una misión; si sigue en el limbo, de aquel que dice escapó junto a su esposa pero a ella le afectó hasta su suicidio; o su subconsciente, fruto de tantas infiltraciones mentales, ha salido dañado y anclado en un sueño-bucle, que es lo que vemos.