Tercera entrega de la saga que se centra en la preparación de la boda de dos de sus protagonistas. Los amigos deciden dejar de lado la adolescencia y dar el paso a la madurez, aunque exista alguno que no esté muy decidio a crecer; y crea todavía que vive en la época del instituto.
Esta nueva parte sigue entreteniendo y sigue resultando muy graciosa. Quien haya disfrutado con las dos primeras partes no se sentirá decepcionado, ya que mantiene el mismo estilo que ha hecho famosa a "American pie". La película empieza bien y termina bien. Uno se ríe desde la primera escena hasta el final, gracias a unos personajes extraños que intentan hacer cosas normales y vivir una vida cotidiana.
Jason Biggs vuelve a estar fantástico en su interpretación de chico torpe y tímido, al que le superan todas las situaciones. Su personaje vivirá momentos surrealistas que harán que se plantee muchas cosas como persona y de su futuro. Esa torpeza es lo que hace que su personaje sea entrañable y conecte fácilmente con el espectador.
Junto a él, el personaje de Seann William Scott toma mucha más importacia en esta tercera parte, y vuelve a ser uno de las interpretaciones estrellas. Ese chico que parece que tiene 15 años y que sigue pensando en el sexo constantemente, crea el contrapunto perfecto con el resto de personajes que buscan más estabilidad a su vida.
La película se reiventa dentro de la saga, y vuelve a crear escenas originales y muy divertidas; no utilizando gags de los dos anteriores films. Esto es muy inteligente ya que muchas sagas cómicas utilizan escenas que han funcionado, y al final de tanto repetir se les acaba el efecto.
En fin, es una tercera parte que funciona muy bien y sigue divirtiendo desde el principio hasta el final. Es una saga que se ríe de las propias películas de adolescentes, y que consigue hacer reír gracias a unos gags muy bien hilados y muy bien llevados. Escenas que funcionan en casi su totalidad y que cumplen con el objetivo de divertir, sin que resulte tampoco desagradable (aunque reconozco que la escena de la trufa es para apartar la cara, pero sin parar de reír).