Sin lugar a dudas la película es original, y ello es debido sobre todo al personaje protagonista. Él es un asesino que sabe que tiene un problema y una adicción que no puede contar a nadie. No puede evitar matar a personas. Pero es tan minucioso en sus asesinatos, que no los realiza rápidamente. Estudia sus víctimas y estudia cada problema que pueda ocurrir. Eso hace que el asesinato resulte perfecto y no exista ninguna posibilidad de cogerle.
Kevin Costner realiza una interpretación correcta dando vida a este sádico de doble cara. Una de un hombre que tiene todo (buen trabajo y buena familia) y otra la de un impasible asesino que no titubea a la hora de matar.
Por otro lado tenemos a un William Hurt que no me llegó a convencer para nada su personaje. Me resulta original el tema de que su conciencia se represente, pero no me llegó a entusiasmar ver ese punto surrealista en una película que se toma con tanto cuidado el mantener la realidad de las cosas.
Con respecto a Demi Moore, vuelve a esta en su misma tesitura, sin que llegue a entusiasmar ni a decepcionar.
Es una película que entretiene y que sorprende en muchas cosas. Pero por otro lado también es una película que tiene un ritmo en cierto modo demasiado pausado gracias al trabajo de concentración del personaje para asesinar. No es que me disgusten las películas lentas, pero en esta ocasión creo que la historia necesitaba un poco más de ritmo en algunas escenas.
En fin, película entretenida y que no aburre, pero que uno tiene la sensación de que si se le hubiera dado un ritmo diferente en algunas escenas hubiera funcionado mejor. No obstante, cuenta con momentos fantásticos y con un personaje que sinceramente atrae gracias a ese control que tiene ante cualquier situación.