Entiéndase como ejercicio de estilo una peli aparentemente superficial elaborada de una manera formalmente compleja, y que si no logra complementar los avatares del argumento con su puesta en escena queda a todas luces separada, dividida, fragmentada. Hanna posee rasgos de ejercicio de estilo, pero la peli en sí misma apunta para un lado y se pavonea por otro. Es camaleónica, cambiante, implícitamente contradictoria.

Dejando de lado su puesta formal...¿qué importa más en Hanna, su cara estrepitosa, su acción desmesurada o su intento, por momentos realmente meritorio, de reflejar a una chica "huérfana" dentro de un mundo extraño? En lo personal se me hace más consistente su guerra personal contra los electrodomésticos que sus tiros y flechas; su intento de inserción dentro de una familia ajena que todas las persecuciones habidas y por haber. Hanna tiene dos caras: la contemplativa reflexiva con su música psicotrópica/psicodélica de fondo y su lado más comercial. Es evidente que no hubiera vendido lo necesario si le quitaban su cuota de espionaje al uso, y allí es donde se ve la trampilla: Hanna, como totalidad, es una excusa para representar una inquietud humana que peina canas. Conforme nos adentramos en la trama descubrimos el concepto de familia que la prota no puede llegar a concebir, como sus amores, como la relación edípica con Eric Bana (muy similar a El arco, de Kim-ki-duk).

Dada la situación, imposible dejar de notar estas intenciones ocultas...¿qué importa más...la faceta existencial de Hanna, o su hijo bastardo con acción y tiros de fondo?