Cloverfield (2008) fue un auténtico bombazo en su momento. Recuerdo seguir su estrategia de marketing con un hype increíble y verla en el cine con asombro. Un espectáculo increíble, un realismo brutal y por momentos una experiencia terrorífica.

Hace dos años llego su continuación, Calle Cloverfield 10 dirigida por Dan Trachtenberg, un gran producto de ciencia ficción. Claustrofóbica, tensa, llena de suspense y con un potente final.

Ahora llega por sorpresa la llamada a ser la secuela de los dos títulos anteriores.
La verdad es que la película arranca de forma fenomenal, nos pone en contexto rápidamente y empezamos a sentir las conexiones con, al menos, Monstrusoso/Cloverfield.

El problema? Que su director y guionistas nos bombardean con situaciones y escenas que desvían nuestra atención para, al final, ser solo relleno. Otro problema son los numerosos clichés del género; personajes planos, traiciones, enfermedad a bordo, sacrificios y esto teniendo en cuenta que los otros dos films del universo rompían con sus respectivos subgéneros.

Además, la película es un acto de fe constante. Tenemos que creernos todo lo que nos dicen, digerirlo y aceptarlo. Lo hacemos porque esperamos un momento en que aparezca la conexión, sobre todo para aquellos fans de la saga.

Al final la conexión llega y de qué manera. Solo su escena final vale los 100 minutos de la película.