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Voto de Fernando Cobo:
8
Drama Anton es un médico que divide su tiempo entre una idílica ciudad danesa y un campo de refugiados en África, donde ejerce su profesión. Anton y su esposa, padres de dos hijos, están separados y se plantean el divorcio. Elias, el mayor de sus hijos, entabla una estrecha amistad con Christian, un chico que acaba abandonar Londres para establecerse con su padre en Dinamarca. Sin embargo, Christian involucra a Elias en una peligrosa revancha ... [+]
4 de abril de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco mi debilidad por la directora danesa Susanne Bier, a la que descubrí en 2002 con su primera película conocida en España, "Te quiero para siempre", en la que me sorprendió su capacidad cruda y sin ambajes para retratar el dolor, así como la acertada utilización de los primeros planos para expresar sentimientos. Le siguieron "Hermanos", de la que Hollywood hizo un innecesario remake-copia en 2009, "Después de la boda" (nominada al Oscar como película de habla no inglesa y en mi opinion su obra más interesante), y finalmente y previa a ésta, su primera incursión en el cine americano con "Cosas que perdimos en el fuego".
Bier es una cineasta que maneja con maestria los tiempos cinematográficos, dirige muy bien a sus actores y crea los climas perfectos para hacer de sus películas dramas intensos y emotivos, de esos que provocan un nudo en la garganta y se nos antojan como sinceros y reales.
Conocedora de la fórmula para lograr esto, la utiliza sin pudor en todas sus películas. El sufrimiento de sus personajes es de los más reales que se han visto en el cine europeo de los últimos años. Un acompañamiento musical hábilmente elegido y unos planos cercanos a los rostros de los personajes dotan de expresividad contenida a sus películas.
"En un mundo mejor" es un producto muy al gusto de Hollywood. La globalización de escenarios primer mundo/tercer mundo ya vista en otros títulos como Babel o Mamut dieron esta vez a Bier la fórmula perfecta para la consecución del Oscar, esta vez sí, a la película de habla no inglesa. Y es que la directora vuelve a hacer lo que mejor sabe: cine emotivo, de sufrimientos humanos, de miradas y silencios, cine reflexivo, fabulador y moral.
El valor del perdón y las consecuencias de la venganza y la violencia tienen escenarios muy distintos en la película: la sociedad moderna de la acomodada Dinamarca y un campamento sanitario de refugiados en Africa. La directora consigue con un pulso contenido pero siempre dramático, exponer una sencilla fábula sobre el bien y el mal, sobre las consecuencias de los actos humanos y la trascendencia de los mismos.
A pesar de la contención, y conocedores ya de su obra previa, sentimos cierto efectismo dramático y cierta moralina impostada en la película. Las interpretaciones, en especial destacando las de los niños, son irreprochables y sinceras, pero la ejecución de los acontecimientos es muy pronto previsibe. La excelente atmósfera creada, por suerte, ayuda a mantenernos atentos a pesar de ello.
Película tan efectista como efectiva, de impecable factura y acertadas interpretaciones, deja un poso y da pie a la reflexión. Se agradece que a pesar de la explotación de la fórmula, el producto final sea más que notable.
Fernando Cobo
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