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Voto de avanti:
8

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5.8
529
Drama
Trece pinturas de Edward Hopper cobran vida para contarnos la historia de una mujer que vive una realidad que no acepta. Shirley es una mujer atractiva, carismática, comprometida y emancipada que querría cambiar el curso de la historia, una mujer que no acepta la realidad de la época que le ha tocado vivir: América entre los años 30 y los 60. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2019
4 de octubre de 2019
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Shirley: Visions of Reality (Shirley: visiones de una realidad) es una película del director y guionista Gustav Deutsch dirigida en 2013 donde la interesante fotografía de Jerzy Palacz representa un destacadísimo papel en el resultado final de este poema visual donde asistimos a tres narraciones relacionadas en paralelo contadas desde ámbitos diferentes: la imagen cautivadora de las formas arquitectónicas, el silencio de la soledad difícilmente asumida mediante una historia que contar, y la omnipresencia temporal de sucesos ajenos radiados entre escenas.
El cambiante escenario espacio temporal permiten a Shirley (Stephanie Cumming) contar su historia obteniendo un resultado bellamente intimista con la ayuda del silencio, la observación, el pensamiento y la soledad a través de trece obras de Edward Hopper suficientemente motivadoras para alcanzar el objetivo final mediante silenciosas y abrumadoras armonías bañadas por el contraste entre luz, sombras y estadios intermedios.
En sus películas Deutsch combina diferentes ámbitos rítmicamente silenciosos sobre entornos sosegadamente tranquilos, acompañados por bandas sonoras donde combina el intimismo de la canción junto a los efectos sonoros inseparablemente asociados a lo narrado; el don de unificar diferentes recursos artísticos y visualizarlos como entidad unívoca en su modo de hacer cine, le convierte en un verdadero artesano de la imagen cinematográfica; baste acercarse a su obra anterior para reafirmar su personalísima forma de entender la semiótica de la imagen y su interrelación en el cine que casa perfectamente con la pintura nítida de Hopper donde refleja un universo de interiores sabiamente contrastados y adaptados al personaje representado.
En Shirley todo fluye tratándose de una mujer comprometida con el curso de la historia que le toca vivir través de su involucración social y profesional llevándonos a través de las obras pictóricas escenificadas, a una larga realidad radiada en el mismo periodo de tiempo que Hopper pintó las 13 obras representadas en este interesante film, difícil de ver y fácil de asumir si se es amante del arte del silencio y de la soledad asumida.
Acercarnos previamente a la obra, el pensamiento y el modo de entender el tratamiento de la imagen tanto en Deutsch como en Hopper, ayudará a empatizar la propia interpretación de un metraje poéticamente singular, silencioso, colorido y luminoso donde la soledad, el silencio y el color, se convierten en elementos aglutinadores y contrastados entre las diferentes formas espaciales que rodean a nuestra protagonista logrando la fusión perfecta entre realidad y pintura, la del genial Edward Hopper mostrada según Gustav Deutsch.
El cambiante escenario espacio temporal permiten a Shirley (Stephanie Cumming) contar su historia obteniendo un resultado bellamente intimista con la ayuda del silencio, la observación, el pensamiento y la soledad a través de trece obras de Edward Hopper suficientemente motivadoras para alcanzar el objetivo final mediante silenciosas y abrumadoras armonías bañadas por el contraste entre luz, sombras y estadios intermedios.
En sus películas Deutsch combina diferentes ámbitos rítmicamente silenciosos sobre entornos sosegadamente tranquilos, acompañados por bandas sonoras donde combina el intimismo de la canción junto a los efectos sonoros inseparablemente asociados a lo narrado; el don de unificar diferentes recursos artísticos y visualizarlos como entidad unívoca en su modo de hacer cine, le convierte en un verdadero artesano de la imagen cinematográfica; baste acercarse a su obra anterior para reafirmar su personalísima forma de entender la semiótica de la imagen y su interrelación en el cine que casa perfectamente con la pintura nítida de Hopper donde refleja un universo de interiores sabiamente contrastados y adaptados al personaje representado.
En Shirley todo fluye tratándose de una mujer comprometida con el curso de la historia que le toca vivir través de su involucración social y profesional llevándonos a través de las obras pictóricas escenificadas, a una larga realidad radiada en el mismo periodo de tiempo que Hopper pintó las 13 obras representadas en este interesante film, difícil de ver y fácil de asumir si se es amante del arte del silencio y de la soledad asumida.
Acercarnos previamente a la obra, el pensamiento y el modo de entender el tratamiento de la imagen tanto en Deutsch como en Hopper, ayudará a empatizar la propia interpretación de un metraje poéticamente singular, silencioso, colorido y luminoso donde la soledad, el silencio y el color, se convierten en elementos aglutinadores y contrastados entre las diferentes formas espaciales que rodean a nuestra protagonista logrando la fusión perfecta entre realidad y pintura, la del genial Edward Hopper mostrada según Gustav Deutsch.