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Voto de avanti:
7

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6.1
362
Comedia
El hermano Pío (Pepe Isbert), limosnero de una congregación de monjas que sostiene un orfanato, viaja a Madrid con una imagen del Niño Jesús para pedir limosna. Lucio (Tony Leblanc), un ladronzuelo de poca monta que acaba de salir de la cárcel, ve la posibilidad de hacer negocio timando a los donantes suscritos a la limosna y le roba la imagen al anciano. (FILMAFFITY)
1 de agosto de 2020
1 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Don Lucio y el hermano Pío, es una película dirigida por José Antonio Nieves Conde en 1960, música de Manuel Parada y fotografía de Alfredo Fraile. Después de realizar la brillante comedia dramática El inquilino, Nieves Conde se volcó en una historia de limosneros, benefactores y ladronzuelos. Se trata de una comedia que roza el esperpento moral de tres personajes a cual más ratero: Lucio (Toni Leblanc) El Pecas (José Calvo) y Antolín (José Morales), tres personajes que gastan su tiempo en vivir de lo ajeno.
El limosnero hermano Pío (José Isbert) acaba de ser robado por Lucio (una estatuilla) que utiliza como imagen santa con la finalidad de recaudar fondos para las hermanitas entregadas al mantenimiento de un orfanato, generando una serie de situaciones que le lleva a realizar acciones de todo tipo. El guión sitúa a Lucio entre dos ambientes opuestos, uno ya lo conocemos, el otro el de un grupo de viviendas de gente humilde situándose parte de la acción implicando a Remedios (Tony Soler) su hermana, que duda de la honradez de Lucio y sus trapicheos o, a su sobrina (Pilar Sanclemente) entre otros.
Queriéndolo tener a buen recaudo para que no se conozca el origen de la estatuilla Lucio destapa su propia realidad reinventada para justificar su posesión convirtiéndose inmediatamente en el centro de atención para el vecindario, incrementando así la presión de sus compinches sino que además el agente Casinos (Alfredo Mayo) tiene alguna sospecha sobre lo ocurrido.
Nieves Conde nos guarda para el final la gran confusión entre falsas acusaciones y verdades a medias donde los compinches de Lucio localizan la estatuilla arrebatándola con malas maneras, momento a partir del cual todo se acelera hasta llegar al caos y la confusión entre malhechores, policía, Pío, Lucio y la estatuilla; será la determinación de Lucio lo que finalmente arrojará algo de luz a la situación y sus benefactores entre los cuales el señor Rivera (Pedro Porcel), Doña Lola (Ana María Custodio) o el señor Aguilar (Fernando Rey) en una entretenida comedia donde la acción y los constantes cambios de escenario dan especial dinamismo a una brillante trama urdida desde el guión de Pío Ballesteros y Jaime García Herranz.
El limosnero hermano Pío (José Isbert) acaba de ser robado por Lucio (una estatuilla) que utiliza como imagen santa con la finalidad de recaudar fondos para las hermanitas entregadas al mantenimiento de un orfanato, generando una serie de situaciones que le lleva a realizar acciones de todo tipo. El guión sitúa a Lucio entre dos ambientes opuestos, uno ya lo conocemos, el otro el de un grupo de viviendas de gente humilde situándose parte de la acción implicando a Remedios (Tony Soler) su hermana, que duda de la honradez de Lucio y sus trapicheos o, a su sobrina (Pilar Sanclemente) entre otros.
Queriéndolo tener a buen recaudo para que no se conozca el origen de la estatuilla Lucio destapa su propia realidad reinventada para justificar su posesión convirtiéndose inmediatamente en el centro de atención para el vecindario, incrementando así la presión de sus compinches sino que además el agente Casinos (Alfredo Mayo) tiene alguna sospecha sobre lo ocurrido.
Nieves Conde nos guarda para el final la gran confusión entre falsas acusaciones y verdades a medias donde los compinches de Lucio localizan la estatuilla arrebatándola con malas maneras, momento a partir del cual todo se acelera hasta llegar al caos y la confusión entre malhechores, policía, Pío, Lucio y la estatuilla; será la determinación de Lucio lo que finalmente arrojará algo de luz a la situación y sus benefactores entre los cuales el señor Rivera (Pedro Porcel), Doña Lola (Ana María Custodio) o el señor Aguilar (Fernando Rey) en una entretenida comedia donde la acción y los constantes cambios de escenario dan especial dinamismo a una brillante trama urdida desde el guión de Pío Ballesteros y Jaime García Herranz.