Si ya has visto las otras películas de "gansters cockneys" de Guy Ritchie (Lock & Stock, Snatch, etc.), ya sabes más o menos por dónde van a ir los tiros (pun intended). Pero Guy Ritchie es consciente de que si hace otra vez exactamente lo mismo, se le van a echar encima; así que para que no se parezca tanto a las anteriores, intenta darle unas cuantas vueltas de tuerca.

La trama resultante está diluida entre tantos personajes que se hace difícil seguir quién hizo qué o quién dijo tal. Tampoco ayuda que la narración pegue saltos entre la versión que cuenta el personaje de Hugh Grant, a veces real, a veces hipotética, y la "realidad".

Entre tanto salto narrativo, se olvidaron del humor. Los momentos relativamente graciosos son pocos, y tampoco hay nada tan gracioso (ni tan oscuro) como en Lock & Stock o Snatch. Un par de frases lapidarias de los personajes de Colin Farrell y Charlie Hunnam, pero nada al nivel del bueno de Vinnie Jones.

Al final tenemos una película decente, pero que nos deja un sabor agridulce porque nos recuerda a los otros clásicos de Ritchie que eran claramente superiores.