Mike Nichols cogió un guión corriente y lo convirtió en una de las mejores películas de los 80, grácias sobretodo a la interpretación de Melanie Grifith, su interpretación de Tess, una joven secretaria, inteligente y ambiciosa es brillante, sin estudios ni formación consigue introducirse en el mundo de los negocios haciendose pasar por otra persona complicandose incluso su vida amorosa, completan el enredo una esplendida Sigourney Weaver y un correcto como siempre Harrison Ford. Aunque el numero de premios y sobretodo nominaciones puede parecer excesivo la verdad es que es una película que transmite un buen rollo difícil de explicar, a pesar de los peinados y el vestario apetece verla de vez en cuando, suena el "Lets the river run" y tu estado de ánimo canvia automaticamente.
En resumen, buena película recordada por una brillante frase:
"Tengo una mente privilegiada para los negocios y un cuerpo para el pecado, ¿que hay de malo en eso?"
Pues nada la verdad.