En medio de las procelosas aguas del Canal de la Mancha un pequeño barco se dedica a recuperar los que quedan varados o encallados en los arrecifes. En medio de la tormenta encuentra abandonado a la deriva el "Mary Deare" sin la tripulación.
Otro "Barco fantasma", un tema reiteradamente llevado a la pantalla siempre con el mismo título. Desde las bromas de Laurel y Hardy (Rogers, 1934) al terror de Beck (2002), pasando por Clift (1935), Robson (1943), Sewell (1952) o los dibujos de Ikeda (1969).
El barco fantasma sin nadie a bordo que navega en medio de la soledad de los mares. ¿Sin nadie a bordo?
Siempre hay alguien. En este caso un veterano capitán con su correspondiente pasado a cuestas, Patch (Cooper), al que da réplica el joven Sands (Heston) que se presta a ayudarle.
Cinta de aventuras marinas bien sazonada con una interesante intriga al comienzo. Excelente enfrentamiento entre estos dos poderosos actores. Sin embargo, el misterio poco a poco se va disipando quedando pronto en una serie de andanzas sin nervio ni tensión.
Mal guion que descuida la cohesión de la trama que se desarrolla de forma un tanto deslavazada, a veces incomprensible. Tampoco la realización se muestra demasiado inspirada en su narración. Suerte al elenco que está a la altura de su fama.
Buenas escenas náuticas en medio de la tormenta. La parte del inevitable juicio, aunque sin el nivel de los grandes procesos, estamos en Francia no en Inglaterra con sus togas y sus pelucas, explica bien los chanchullos que se dan entre armadores, cargas, fletes, seguros marítimos, oficiales y tripulaciones.
Remate rutinario, sin emoción.
En cualquier caso, una digna cinta de aventuras que permite pasar un buen rato con su contemplación.