Otro título vengativo y engañoso en la versión hispana de la cinta. Mejor hubiera sido dejarlo como estaba con "Los cazadores de cabelleras".
Porque a este lucrativo negocio se dedica una curiosa banda de salteadores que capitanea Jim Howie (Savalas), 25 dólares por cada cabellera de indio. Si no surge otra cosa mejor que robar o que beber.
Pero en el principio era un trampero, Joe Bass (Lancaster), que canturreando baja de las montañas con su carga de pieles para venderlas en la ciudad. Un anticipo del Jeremiah Johnson que veremos un par de años después.
Pero ahí están para impedirlo Dos Cuervos (Silvestre) con una punta de indios Kiowas que se llevan las pieles y le dejan con un palmo de narices y con un extraño esclavo negro, Joseph W. Lee (Davis) que sostiene que es de nacionalidad comanche.
Lo demás son robos y más robos entre ladrones de pieles, con Joe y el negro de espectadores.
Otro western en plan comedieta de esos que rara vez satisfacen a los aficionados al género.
Lo más original del guion la presencia de Joseph, un negro que rechaza la violencia, leído, filósofo y con recursos, "¿Sabe cuánto duraría usted si tuviera el color de mi piel? Un minuto".
Acción continua siempre en exteriores, a base de robos entre ladrones con abundancia de borracheras, mamporros y puñetazos escasamente graciosos. Poca cosa para mantener la atención del espectador que se acaba aburriendo.
Interpretaciones correctas. Buena en el caso de Davis.
Como un anuncio de lo que vendrá con Jeremiah Johnson, Bass hace un repaso del jardín del Edén que es la naturaleza que nos rodea, cantando las virtudes del lirio del campo, artemisia, magüey o las cerezas del campo.
Poca cosa para una cinta que acaba haciéndose larga. Para pasar el rato.