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8

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8
7.0
3,049
Western
Tras muchos años de ausencia, los tres hijos mayores de Katie Elder regresan a su pueblo natal para asistir al funeral de su madre. Pronto averiguarán que su padre murió asesinado después de perder su rancho en una partida de cartas. A partir de ese momento, no descansarán hasta encontrar al asesino y recuperar sus propiedades. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2023
22 de agosto de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros veinte minutos constituyen un auténtico bombardeo de la memoria de la madre, Katie, sobre sus cuatro hijos. Cuatro gigantones como los del cartel que se tragan uno a uno los tantos que les hacen encajar el sacerdote con su sermón fúnebre, el simpático tendero, lo mismo que el herrero, el banquero o la dueña del hotel (Mary, Hyer) con sus testimonios demoledores.
Y Katie, lo mismo que la hitchcockiana "Rebeca", solo aparece en escena a través de un féretro de pino y de una mecedora parada en el centro del salón de su casa.
Lo demás es el intento de los Elder por maquillar un poco el resultado. Conseguir, al menos, que el pequeño Bud (Anderson) deje el camino torcido que han seguido sus hermanos y estudie.
Excelente primera parte presentando a Katie y a sus hijos. Un detenido análisis de los personajes que muestra el egoísmo y estulticia de ellos en comparación con los valores de la madre. Cuatro a cero inapelable.
Mal guion dice algún colega en su crítica. No estamos de acuerdo. Sobre todo si tenemos en cuenta que lo mejor de la cinta no es la venganza ni siquiera la búsqueda de justicia, sino la convicción a la que llegan cuatro hombres como cuatro castillos de la vacuidad de su vida errante de pistoleros y tramposos en comparación con la de la madre.
Sobria realización que se centra sobre todo en los Elder, en sus personalidades. La cinta está dotada de ritmo y de emoción, con algunas gotas de intriga y tensión. No faltan bromas y guasas a cuenta sobre todo de Tom (Martin) y de las melonadas de sus hermanos menores.
Dicen otros, con razón, que estamos ante un western demasiado clásico cuando ya el género se adentra por otros derroteros (Peckinpah, Leone ...) Pero es que Hathaway lleva ya muchos westerns a sus espaldas muy bien hechos como para cambiar porque sí algo en lo que es un maestro.
Porque magistral es el comienzo con ese penacho de humo que lanza al cielo el tren cuando atraviesa desfiladeros y ríos. Un tren en el que debe marchar el mayor de los Elder, John (Wayne), mientras en la estación de Clearwater lo esperan sus hermanos, el sheriff y su ayudante. No llega John, pero en su lugar aparece Curley (Kennedy), "¿Conoce a ese tipo? -No, pero no me gusta".
Habrá que esperar un poco para que John haga una aparición teatral en escena en lo alto de la montaña contemplando, ¿desde el cielo?, el entierro de Katie.
"Los cuatro hijos de Katie Elder", de acuerdo. ¿Pero, qué sabemos del padre que ha muerto apenas medio año antes? Es tal vez el aspecto más flojo de la obra, ese pasar por encima de su memoria.
Western notable, de estilo clásico y con una banda sonora (E. Bernstein) siete veces magnífica.
Muy recomendable.
Y Katie, lo mismo que la hitchcockiana "Rebeca", solo aparece en escena a través de un féretro de pino y de una mecedora parada en el centro del salón de su casa.
Lo demás es el intento de los Elder por maquillar un poco el resultado. Conseguir, al menos, que el pequeño Bud (Anderson) deje el camino torcido que han seguido sus hermanos y estudie.
Excelente primera parte presentando a Katie y a sus hijos. Un detenido análisis de los personajes que muestra el egoísmo y estulticia de ellos en comparación con los valores de la madre. Cuatro a cero inapelable.
Mal guion dice algún colega en su crítica. No estamos de acuerdo. Sobre todo si tenemos en cuenta que lo mejor de la cinta no es la venganza ni siquiera la búsqueda de justicia, sino la convicción a la que llegan cuatro hombres como cuatro castillos de la vacuidad de su vida errante de pistoleros y tramposos en comparación con la de la madre.
Sobria realización que se centra sobre todo en los Elder, en sus personalidades. La cinta está dotada de ritmo y de emoción, con algunas gotas de intriga y tensión. No faltan bromas y guasas a cuenta sobre todo de Tom (Martin) y de las melonadas de sus hermanos menores.
Dicen otros, con razón, que estamos ante un western demasiado clásico cuando ya el género se adentra por otros derroteros (Peckinpah, Leone ...) Pero es que Hathaway lleva ya muchos westerns a sus espaldas muy bien hechos como para cambiar porque sí algo en lo que es un maestro.
Porque magistral es el comienzo con ese penacho de humo que lanza al cielo el tren cuando atraviesa desfiladeros y ríos. Un tren en el que debe marchar el mayor de los Elder, John (Wayne), mientras en la estación de Clearwater lo esperan sus hermanos, el sheriff y su ayudante. No llega John, pero en su lugar aparece Curley (Kennedy), "¿Conoce a ese tipo? -No, pero no me gusta".
Habrá que esperar un poco para que John haga una aparición teatral en escena en lo alto de la montaña contemplando, ¿desde el cielo?, el entierro de Katie.
"Los cuatro hijos de Katie Elder", de acuerdo. ¿Pero, qué sabemos del padre que ha muerto apenas medio año antes? Es tal vez el aspecto más flojo de la obra, ese pasar por encima de su memoria.
Western notable, de estilo clásico y con una banda sonora (E. Bernstein) siete veces magnífica.
Muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Poético final con la mecedora de Katie que vuelve a moverse.