En el andén de una estación de ferrocarril aguarda un puñado de reclutas embarcar en el tren. Como reconoce el veterano sargento James Gregory (Pickens), se trata de "Golfos, zafios, chamarileros y tarados".
Hemos visto muchas veces ya a este tipo de "voluntarios", que van desde el truhan y pendenciero irlandés, Anthony Dugan (Caan) al infeliz Martin Hale (Anderson) que no es capaz de explicar su presencia en semejante ambiente.
En pocos días el sargento, que tantas veces hemos visto en el pescante de las diligencias de Ford, debe convertirlos en auténticos soldados. Lo logrará, mostrando de paso los entresijos de la vida castrense en el interior del Fuerte Doniphan, al que por cierto le faltan las paredes.
Al frente de la compañía el aguerrido capitán Demas Harrod (Tryon), abiertamente enemistado con el general en jefe del cuartel, Frederick McCabe (Duggan), quien, no obstante reconoce sus virtudes militares, "Difícil vivir contigo, imposible vivir sin ti". Tampoco tiene las simpatías de su esposa que lo considera "amargado y vengativo".
Al fondo la lucha contra los indios sioux que, como no, quiere aprovechar McCabe para cubrirse de gloria y de paso ascender en su carrera militar aunque sea a costa del sacrificio de sus hombres. Recuerda mucho este 3º Regimiento de Caballería al 7º que mandara Custer en Little Big Horn ante los mismos adversarios.
En el plano sentimental encontraremos también la lucha entre Harrod y el explorador Rogers (Presnell) por la mano de una bella e indecisa viuda, Lou Woodard (Berger). La enemistad en el plano amoroso no impedirá que ambos sean conscientes de la locura de los planes de McCabe contra los indios, "En esta campaña no logro distinguir el bien del mal".
Pese a la mano de Peckinpah en el magnifico guion y en la realización, para nosotros la cinta tiene un sabor netamente fordiano. Los paisajes y la presencia de la Caballería ocupando en todo momento el centro de la trama. Solo echamos de menos al fondo los cañones y las montañas de Monument Valley. Los movimientos de las columnas de soldados cabalgando, rítmicos, ordenados, lo mismo en los planos cortos que en las vistas panorámicas parecen calcados del tuerto irlandés.
Personajes ya vistos muchas veces, pero bien desarrollados, con personalidades rotundas, coherentes siempre.
Impecable la ambientación, vestuario, decorados. Igual que la fotografía y la música. Gran cantidad de extras que se mueven con orden. También destacan las interpretaciones, especialmente en el caso del reconocido Caan sobre quien recae la parte simpática y humorística de la obra. Lo peor el tupé replanchado que luce Rogers que no se despeina ni durante las peleas a puñetazos.
Los sioux al fondo apenas hacen acto de presencia hasta la batalla final. Durante la misma se mostraran buenos estratega que saben luchar y no caen a lo tonto.
Una buena película, con mucha acción y ritmo vivo. Muy recomendable pese a la superficialidad de la parte sentimental.