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Voto de Frank Booth :
6
7.1
28,102
Drama
Cochabamba, Bolivia. Año 2000. Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar) se han propuesto hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Mientras que Sebastián, el director, pretende desmitificar al personaje presentándolo como un hombre ambicioso y sin escrúpulos; a Costa, el productor, sólo le importa ajustar la película al modesto presupuesto del que disponen; precisamente por eso elige Bolivia, ... [+]
29 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Icíar Bollaín propone cine dentro de cine, una película que se basa en una denuncia al colonialismo desde dos perspectivas retroalimentadas: la conquista del nuevo mundo por parte de los españoles a través de un rodaje cinematográfico en Cochabamba sufragado por el dinero de la multinacional americana y la revuelta social que empieza en esta ciudad en contra de la privatización del agua por parte de una empresa extranjera. El punto de partida es claro: El sometimiento a diferentes Dioses con la misma intención, uno que bajo la apariencia de la moral roba los recursos naturales de los nativos (el cristiano) y uno que bajo las leyes de la regulación de mercado impone la misma desdicha (el del capital).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La puesta en escena se entiende a partir de los personajes que forma el equipo técnico del rodaje, quienes, a través de las relaciones entre ellos, el entorno y los nativos, se ven obligados a tomar posiciones de consciencia respeto la realidad política que se impone. ¿Qué es más importante difundir el mensaje del Señor a través de una película negro legendaria sobre Bartolomé de las Casas o ayudar en la medida de lo posible la población autóctona quién actualmente están sufriendo daños parecidos?
En este sentido no solo me parece que el planteamiento está muy bien creado, sino que además la película tiene fines claramente bienintencionados. Especialmente por su visión que imprime la necesidad de aprender de los errores del pasado para no repetirlos en el presente. Bollaín además lo narra con crueza, echando sal a las heridas abiertas y siempre jugando con la contraposición de imágenes: entre aquello bello y aquello degradado, aquello cínico y aquello combativo, aquello pobre y aquello exuberante. Una fórmula que funciona.
Pero no es oro todo lo que reluce, y el resultado final también es una película desacompasada que no cuaja. ¿Por qué? Creo que es porqué es demasiado pretenciosa en su planteamiento y el mensaje se queda sordo en su desenlace final. No convence el paralelismo entre la Conquista de América y la crisis del agua debido a la complejidad moral y temporal de sus aspectos. Tampoco convence el desarrollo de los dilemas morales del equipo técnico de la película, especialmente centradas en la mutación de Tosar, quien tiene un cambio de actitud precipitada, mal resuelta y que por eso no solo no conmueve sino que no es creíble. Como tampoco funciona el intento de vinculación del problema de la privatización del agua en Bolivia con la culpabilidad que tienen los negocios que hacen los productores del filme.
En fin, película con una brillante idea, y sobre todo muy sincera, con unos personajes fantásticos (para mí gusto Karra Elejalde y Juan Carlos Aduviri los mejores) pero que disuelve cuándo intenta cerrar todos sus frentes abiertos.
En este sentido no solo me parece que el planteamiento está muy bien creado, sino que además la película tiene fines claramente bienintencionados. Especialmente por su visión que imprime la necesidad de aprender de los errores del pasado para no repetirlos en el presente. Bollaín además lo narra con crueza, echando sal a las heridas abiertas y siempre jugando con la contraposición de imágenes: entre aquello bello y aquello degradado, aquello cínico y aquello combativo, aquello pobre y aquello exuberante. Una fórmula que funciona.
Pero no es oro todo lo que reluce, y el resultado final también es una película desacompasada que no cuaja. ¿Por qué? Creo que es porqué es demasiado pretenciosa en su planteamiento y el mensaje se queda sordo en su desenlace final. No convence el paralelismo entre la Conquista de América y la crisis del agua debido a la complejidad moral y temporal de sus aspectos. Tampoco convence el desarrollo de los dilemas morales del equipo técnico de la película, especialmente centradas en la mutación de Tosar, quien tiene un cambio de actitud precipitada, mal resuelta y que por eso no solo no conmueve sino que no es creíble. Como tampoco funciona el intento de vinculación del problema de la privatización del agua en Bolivia con la culpabilidad que tienen los negocios que hacen los productores del filme.
En fin, película con una brillante idea, y sobre todo muy sincera, con unos personajes fantásticos (para mí gusto Karra Elejalde y Juan Carlos Aduviri los mejores) pero que disuelve cuándo intenta cerrar todos sus frentes abiertos.