Tan malo como el juego de palabras que he hecho en el título es este subproducto televisivo que parece salido de los años ochenta, cuando se cogía al personaje/humorista de turno y se le hacía una película a medida con guion y situaciones metidas con calzador aprovechando su popularidad. En esta película, además, se tira de los asalariados habituales de la televisión para mayor reclamo. Salvo un par de chistes de Leo (que no la salvan del más absoluto naugragio), la película es horrorosamente mala desde el primer minuto. Tampoco funciona como película familiar porque no es que esté destinada a público infantil...es que es una infantilada que parece escrita por malos alumnos de la E.S.O. y dirigida por un mal alumno de bachillerato.