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Voto de Sildarien:
6
Drama Allison (Florence Pugh), una joven con un futuro brillante, y Daniel (Morgan Freeman), el padre de su prometido, sufren la misma pérdida trágica. En un momento de crisis, los dos protagonistas forjan una amistad que suscita la compasión y el perdón necesario para superar su culpa y encontrar la libertad.
21 de mayo de 2023
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el prólogo de “A good person” se nos presenta, en un par de secuencias, la relación sentimental de la protagonista, Allie, con su prometido Nathan y la familia de este. Ante semejante exaltación de la felicidad y despreocupación es inevitable pronosticar que toda esa delirante alegría está a punto de esfumarse.

Tras esta pequeña introducción nos encontramos con que ha transcurrido un año. Hubiera resultado interesante que nos mostraran algo más del deterioro de la relación, pero nos encontramos directamente a una Allie que ya lo ha perdido todo (cortarse el pelo a una misma suele ser la máxima expresión de estar en la mierda).

Solo quien, en algún momento de su vida, ha carecido por completo de voluntad de seguir adelante, puede intuir el camino que hay que recorrer para recomponerse, o al menos intentarlo. Allie, se encuentra sumida en un proceso de autodestrucción alimentado por la culpa y por la perdida de un futuro que se le antojaba idílico.
Daniel, su exsuegro, es un policía jubilado, al que los fantasmas del pasado no le conceden descanso. Ahora, además de lidiar con un proceso duelo, debe criar a su nieta de 16 años. Podría ser su oportunidad de redimirse, pero afrontar esta situación pondrá a prueba su propia estabilidad y su proceso de recuperación.

A través de las vivencias de los dos protagonistas, que coinciden en un grupo de ayuda, la cinta nos habla del perdón a los demás, pero sobre todo del perdón a uno mismo. Todos, en mayor o menor medida, aprendemos a vivir con algo en nuestro interior que se ha roto. La película muestra los avances y fracasos de los protagonistas a la hora de sanar, reparar daños y aprender a vivir con el peso de lo que ya no se puede cambiar.

Las consecuencias de la adicción y la crudeza de la desintoxicación son otro punto relevante en la historia. Presenciamos, en concreto, los efectos físicos y psicológicos derivados del abuso de “oxy”. La prescripción excesiva de opioides, para su consumo a largo plazo en el tratamiento de dolores crónicos, ha provocado en EEUU una epidemia de adicciones y miles de muertes por sobredosis. Poner de manifiesto esta realidad y favorecer que el tema se mantenga en el debate aporta valor a la película.

Pensaba puntuar “A good person” con un 7 por plantear varias cuestiones y conflictos que me interesan y resuenan. Finalmente le doy un 6, por quedarse a medio camino entre el drama y la “Feel-good Movie” que no termina de emocionar. Algo le falta.

Me quedo con el concepto Fati Love, aprender a “amar el propio destino”. La aceptación, como motor de cambio, para lograr seguir adelante o atreverse a comenzar de nuevo, si en algún momento nos toca.
Sildarien
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