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Voto de Raiden1987:
8
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8
7.2
73,995
Aventuras. Western
Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
20 de junio de 2020
20 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conviene advertir que no es una película para todos los públicos, y eso es algo bueno, porque lo que trata de contentar a todos al final se deja llevar por modas o ideales y acaba pecando de cobarde o costumbrista. Además, nunca llueve a gusto de todos. Esto de aquí es una película paciente, para respirarla y sentirla, como Bailando con Lobos o Valor de Ley, y donde no va a haber grandiosas peleas en las que el bueno revienta a todos sin perder la compostura.
Aquí hay fango, aquí hay sangre, aquí hay vísceras, aquí hay crudeza, aquí hay un tremendo realismo que DiCaprio se encarga impecablemente de facilitar. Y digo también que no es apta para todos, porque es innegable que despierte una afinidad y pasión por aquellos amantes de la naturaleza, quienes se hayan criado en el pueblo o hayan vivido en casas rurales, quienes saben lo que es dormir al raso, quienes conocen la caza y la supervivencia de cerca. Para un cosmopolita acostumbrado a su calefacción en invierno, aire acondicionado en verano, y que no sale a la calle en pleno diciembre sin cuatro capas de ropa (y lo digo sin ánimo de faltar), para ese individuo es improbable (aunque no imposible) que sienta identidad con los hechos que se narran, los perciba como ajenos, no logre sumergirse en la historia, y en definitiva, se pase dos horas y media resoplando. Lo entiendo, lo comprendo y lo respeto.
Dicho esto y cumpliendo los requisitos anteriores, la película desde el minuto uno atrapa con su genial fotografía y esos silencios donde el interminable ruido que hacemos al abrir la boca da paso al crepitar de los árboles meciéndose al son del viento, a la espumosa corriente del río, incluso a la nieve crujir con cada pisada de los personajes.
Aquí hay fango, aquí hay sangre, aquí hay vísceras, aquí hay crudeza, aquí hay un tremendo realismo que DiCaprio se encarga impecablemente de facilitar. Y digo también que no es apta para todos, porque es innegable que despierte una afinidad y pasión por aquellos amantes de la naturaleza, quienes se hayan criado en el pueblo o hayan vivido en casas rurales, quienes saben lo que es dormir al raso, quienes conocen la caza y la supervivencia de cerca. Para un cosmopolita acostumbrado a su calefacción en invierno, aire acondicionado en verano, y que no sale a la calle en pleno diciembre sin cuatro capas de ropa (y lo digo sin ánimo de faltar), para ese individuo es improbable (aunque no imposible) que sienta identidad con los hechos que se narran, los perciba como ajenos, no logre sumergirse en la historia, y en definitiva, se pase dos horas y media resoplando. Lo entiendo, lo comprendo y lo respeto.
Dicho esto y cumpliendo los requisitos anteriores, la película desde el minuto uno atrapa con su genial fotografía y esos silencios donde el interminable ruido que hacemos al abrir la boca da paso al crepitar de los árboles meciéndose al son del viento, a la espumosa corriente del río, incluso a la nieve crujir con cada pisada de los personajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quizás su punto débil, asumiendo el marco en el que se presenta, son las grandes pausas que tiene donde el personaje es filmado mientras se arrastra, o mientras come, o mientras observa simplemente a su alrededor. Desde mi punto de vista no es un punto débil, sino más bien un desarrollo necesario para comprender la gravedad de lo que está ocurriendo. Acortar esas escenas seguramente aporta mayor vidilla a la película, pero también le resta credibilidad. Es tal vez una versión extendida que nunca se presentó como tal.
A algunos no les gusta la trilogía de El Señor de los Anillos en versión extendida porque alarga mucho las escenas, aporta datos que para el desarrollo pueden resultar innecesarios y en definitiva eternizan unas películas ya de por sí largas. Pero curiosamente, a todo fan de Tolkien le agrada la versión extendida más que la normal, porque expande al máximo una historia que les cautiva y dota de nuevas notas al pentagrama. Aquí ocurre un hecho similar: observar a Glass arrastrarse durante 3 minutos denota que las heridas son profundas y el personaje está más cerca del otro mundo que de este, y su lenta recuperación, ya milagrosa de por sí, es la consecuencia para comprender lo que el oso le acaba de arrebatar. No todo son desgracias en su camino, pues también tiene golpes de suerte, como ese aterrizaje donde el caballo cae desde el precipicio reventado y él amortigua su caída sobre una conífera, o sus indemnes escapadas de los indios y franceses.
En lineas generales, es una película rompedora con el decadente camino que lleva Hollywood y su cada vez más notoria falta de ideas, que dista de ser perfecta o de tener unos diálogos memorables, pero que nos hará sentir la crudeza en nuestras propias carnes si aceptamos el viaje que un trampero del s.XIX nos ofrece en uno de los lugares más inhóspitos del mundo. Y si con eso consigue algo de poso, eso ya es mucho.
A algunos no les gusta la trilogía de El Señor de los Anillos en versión extendida porque alarga mucho las escenas, aporta datos que para el desarrollo pueden resultar innecesarios y en definitiva eternizan unas películas ya de por sí largas. Pero curiosamente, a todo fan de Tolkien le agrada la versión extendida más que la normal, porque expande al máximo una historia que les cautiva y dota de nuevas notas al pentagrama. Aquí ocurre un hecho similar: observar a Glass arrastrarse durante 3 minutos denota que las heridas son profundas y el personaje está más cerca del otro mundo que de este, y su lenta recuperación, ya milagrosa de por sí, es la consecuencia para comprender lo que el oso le acaba de arrebatar. No todo son desgracias en su camino, pues también tiene golpes de suerte, como ese aterrizaje donde el caballo cae desde el precipicio reventado y él amortigua su caída sobre una conífera, o sus indemnes escapadas de los indios y franceses.
En lineas generales, es una película rompedora con el decadente camino que lleva Hollywood y su cada vez más notoria falta de ideas, que dista de ser perfecta o de tener unos diálogos memorables, pero que nos hará sentir la crudeza en nuestras propias carnes si aceptamos el viaje que un trampero del s.XIX nos ofrece en uno de los lugares más inhóspitos del mundo. Y si con eso consigue algo de poso, eso ya es mucho.