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Voto de davilochi:
10

Voto de davilochi:
10
7.2
198
Drama. Bélico
En un hospital militar de Belgrado se recuperan los soldados serbios que han luchado en la guerra de Bosnia. Uno de ellos es Milan, que recuerda su infancia y momentos antes de la guerra, cuando su mejor amigo era el bosniaco Halil, y la contienda en ella. Halil y Milan vivían en el mismo pueblo, cerca del llamado túnel de la hermandad-unidad, que unía Belgrado y Zagreb, y estaba abandonado. Doce años después, en plena guerra, Milan, ... [+]
23 de marzo de 2010
23 de marzo de 2010
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un film imprescindible si se quiere entender la historia más reciente del cine en los Balcanes y, por qué no, la guerra civil de los años 90. Esta película levantó todo tipo de controversias, aún en el último año, durante el Festival de Cine de Pula el ministro de cultura bosnio Emir Hadžihafizbegovic la acusó de "mórbida y blasfema" al tiempo que decía que "En lo que a mi concierne, dando las gracias en el cierre de los créditos al Ejército de la República de Srpska ellos están agradeciendo a Milan Lukic y su gente". Lukic fue un señor de la guerra en la región de Visegrad condenado por el Tribunal de la Haya. El mayor problema y virtud del film es que Dragojevic tuvo el valor de afrontar los hechos antes de que la guerra en sí misma terminara. Esto es lo que la convierte en un documento necesario para comprender el pasado más inmediato de la región.
El film presenta una unidad de serbios de la región de Visegrad, en el valle del famoso Drina. Durante los constantes viajes al pasado de los diferentes protagonistas vemos cómo acabaron allí (excepto en el caso de Milan, el personaje principal, todos ven estas escenas en el momento de su muerte o instantes antes), luchando por la Gran Serbia. Los constantes viajes a un pasado no muy lejano (1980, es decir, doce o trece años antes de la guerra) tratan de mostrar la paz, su luz, el pasado común de los que se están asesinando. No por casualidad el director opta por grabar la guerra de noche o con días especialmente nublados, mientras que durante la paz siempre se observan días soleados. Durante su estancia en el hospital militar de Belgrado, ya en 1995, hay un soldado serbio que ha perdido la cabeza y canta constantemente una canción que presenta las glorias militares serbias, pero curiosamente en éstas Serbia siempre es presentada como víctima de una agresión que atenta contra su existencia (1913 frente a los búlgaros, 1941 frente a los alemanes y 1991 frente a los croatas). Esta es la visión que muchos tuvieron de este conflicto y, seguramente, la que más fuerza sigue teniendo hoy en día en Serbia, por ello muchos de ellos se lanzaron a luchar. Es especialmente significativo el momento en que Laza y Viljuska con toda su familia al completo se enteran del desencadenamiento de las hostilidades frente a la televisión. Aquí vemos cómo actúa la memoria colectiva de los serbios, la relectura de su Historia en el presente inmediato, la puesta en marcha de viejos marcos de referencia: "Igual que 50 años atrás furiosas hordas de maldad se han levantado contra la población serbia: criminales croatas, mercenarios extranjeros y fanáticos de la Yihad de Alá. La historia se repite". Los serbios tienen que luchar una vez más para sobrevivir, tal y como lo ve Laza.
El film presenta una unidad de serbios de la región de Visegrad, en el valle del famoso Drina. Durante los constantes viajes al pasado de los diferentes protagonistas vemos cómo acabaron allí (excepto en el caso de Milan, el personaje principal, todos ven estas escenas en el momento de su muerte o instantes antes), luchando por la Gran Serbia. Los constantes viajes a un pasado no muy lejano (1980, es decir, doce o trece años antes de la guerra) tratan de mostrar la paz, su luz, el pasado común de los que se están asesinando. No por casualidad el director opta por grabar la guerra de noche o con días especialmente nublados, mientras que durante la paz siempre se observan días soleados. Durante su estancia en el hospital militar de Belgrado, ya en 1995, hay un soldado serbio que ha perdido la cabeza y canta constantemente una canción que presenta las glorias militares serbias, pero curiosamente en éstas Serbia siempre es presentada como víctima de una agresión que atenta contra su existencia (1913 frente a los búlgaros, 1941 frente a los alemanes y 1991 frente a los croatas). Esta es la visión que muchos tuvieron de este conflicto y, seguramente, la que más fuerza sigue teniendo hoy en día en Serbia, por ello muchos de ellos se lanzaron a luchar. Es especialmente significativo el momento en que Laza y Viljuska con toda su familia al completo se enteran del desencadenamiento de las hostilidades frente a la televisión. Aquí vemos cómo actúa la memoria colectiva de los serbios, la relectura de su Historia en el presente inmediato, la puesta en marcha de viejos marcos de referencia: "Igual que 50 años atrás furiosas hordas de maldad se han levantado contra la población serbia: criminales croatas, mercenarios extranjeros y fanáticos de la Yihad de Alá. La historia se repite". Los serbios tienen que luchar una vez más para sobrevivir, tal y como lo ve Laza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"... el fascismo croata apoyado por los poderes mundiales con la intención de crear un nuevo mapa de Europa y crear un monstruo con un premonitorio nombre: el nuevo orden mundial". Se tilda a los croatas de fascistas en recuerdo al régimen títere de los ustachi croatas durante la Segunda Guerra Mundial y se compara a la comunidad internacional (la guerra se desencadenó por el reconocimiento de Croacia por Francia y Alemania en 1991) con la Alemania nazi que creó el estado títere croata en 1941. El "nuevo orden" representaría una expresión empleada por el III Reich para referirse a sus políticas de ocupación en Europa. Laza se va a la guerra gritando que "No más soldados alemanes o musulmanes pisarán este suelo". Muchos todavía recordaban que los alemanes crearon tres divisiones de las SS integradas por voluntarios musulmanes de Bosnia, Albania (Handschar, Skanderberg y Kama).
Es interesante constatar que la guerra se observa en algunas escenas como una fiesta, un carnaval desenfrenado. Enormes hogueras que se alzan en el cielo en una especie de ritual de purificación. "Bonitos pueblos, son bonitos cuando arden". Esto se ve bien expresado en las escenas en que el yonki de Belgrado trata de suicidarse, donde la guerra se ha convertido en fiesta popular donde un populacho gesticulante se deleita con el espectáculo de los soldados marchando al frente, la alegría unida a las pulsiones sádicas de la matanza. En el proceso que lleva a Milan y Halil a convertirse en enemigos mortales vemos como la violencia genera inevitablemente una contraviolencia que reproduce los rasgos de ésta, aun si es perpetrada por fuerzas que reciben su legitimidad del rechazo moral de tales actos. Es casi imposible sustraerse a este círculo vicioso en el contexto de una guerra civil.
En cualquier caso las críticas a la película me parecen injustificadas. El director hace una potente crítica contra los que se lucran con la guerra gracias al mercado negro y al avivamiento de las llamas de la ira (como en el caso del dueño del bar de la comunidad en que viven Halil y Milan) y contra las élites políticas (por boca de Veljo) que no dudaron en llevar a millones de personas a una guerra sin solución posible para conseguir el mejor reparto posible del pastel. Al final de la película el capitán lo dice claramente: "Tito fue un cabrón listo. Mentía mucho, pero todos lo queríamos". Todo ese pasado común que compartían los pueblos yugoslavos aparece como una mera fachada, como el producto de un líder carismático.
Es interesante constatar que la guerra se observa en algunas escenas como una fiesta, un carnaval desenfrenado. Enormes hogueras que se alzan en el cielo en una especie de ritual de purificación. "Bonitos pueblos, son bonitos cuando arden". Esto se ve bien expresado en las escenas en que el yonki de Belgrado trata de suicidarse, donde la guerra se ha convertido en fiesta popular donde un populacho gesticulante se deleita con el espectáculo de los soldados marchando al frente, la alegría unida a las pulsiones sádicas de la matanza. En el proceso que lleva a Milan y Halil a convertirse en enemigos mortales vemos como la violencia genera inevitablemente una contraviolencia que reproduce los rasgos de ésta, aun si es perpetrada por fuerzas que reciben su legitimidad del rechazo moral de tales actos. Es casi imposible sustraerse a este círculo vicioso en el contexto de una guerra civil.
En cualquier caso las críticas a la película me parecen injustificadas. El director hace una potente crítica contra los que se lucran con la guerra gracias al mercado negro y al avivamiento de las llamas de la ira (como en el caso del dueño del bar de la comunidad en que viven Halil y Milan) y contra las élites políticas (por boca de Veljo) que no dudaron en llevar a millones de personas a una guerra sin solución posible para conseguir el mejor reparto posible del pastel. Al final de la película el capitán lo dice claramente: "Tito fue un cabrón listo. Mentía mucho, pero todos lo queríamos". Todo ese pasado común que compartían los pueblos yugoslavos aparece como una mera fachada, como el producto de un líder carismático.