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Voto de Jordirozsa:
7
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14 de noviembre de 2023
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La estrategia narrativa del cine irlandés de terror es notablemente efectiva por su habilidad para entrelazar la realidad con elementos del folclore, permitiendo que los espectadores experimenten el terror tanto en un sentido literal como metafórico. Esta dualidad entre realidad y fantasía transforma la enfermedad mental, no solo en un fenómeno clínico, sino en algo potencialmente místico o sobrenatural. La ambigüedad resultante de esta mezcla mantiene al espectador en constante duda sobre lo que es real y lo que es imaginario, intensificando así la experiencia del miedo y la ansiedad. Al mismo tiempo, estas películas utilizan el folclore y la mitología local para explorar temas profundos y a menudo tabúes de la sociedad irlandesa, como la salud mental, de una forma accesible y emocionalmente resonante. Esta aproximación no solo se aleja de los clichés, sino que también aporta una nueva dimensión al género de terror, ofreciendo una experiencia más rica y matizada, e invitando a la reflexión sobre temas complejos y a menudo inquietantes. Sin ir más lejos, podemos evocar en este sentido piezas como «A Dark Song» (2018), de Liam Gavin.
En Irlanda, la percepción de los trastornos mentales ha sido históricamente tabú, influenciada por factores culturales, religiosos y sociales, incluyendo la prominente influencia de la Iglesia Católica (RTE, 2022). Estigmas y malentendidos han relegado estos temas al ámbito privado, marcados por la vergüenza. Sin embargo, recientes esfuerzos han fomentado un cambio significativo en esta percepción, con campañas de concienciación y reformas en el sistema de salud mental (St Patrick’s Mental Health Services, 2020; 2022; Epidemiology and Psychiatric Sciences, 2021).
«You are not my mother» refleja este cambio, entrelazando la salud mental con los mitos irlandeses. Explora el acoso escolar y su impacto en la salud mental, la transmisión hereditaria de trastornos como la bipolaridad, y el Síndrome de Capgras, donde un individuo cree que un ser querido ha sido sustituido por un impostor. Estas representaciones enriquecen el entendimiento público de la salud mental, utilizando el imaginario colectivo para simbolizar las luchas internas y proporcionando un contexto cultural único.
«You Are Not My Mother» (2021) comparte temáticas con «The Hole In the Ground» (2019) y "The Hollow Child" (2017), centradas en la suplantación o reemplazo de seres queridos. La película explora la relación entre madre e hija en un contexto de terror psicológico. Char, la protagonista, enfrenta un cambio alarmante en su madre tras su misteriosa desaparición, evocando el Síndrome de Capgras. Esta transformación crea tensión y misterio, desafiando al espectador a discernir entre realidad y lo sobrenatural. Usa el horror para explorar miedos humanos, identidad y percepción de la realidad, demostrando el poder del cine en la exploración de aspectos psicológicos profundos.
En «You Are Not My Mother», «The Hole In the Ground» y «The Hollow Child», se reflejan conceptos junguianos como el inconsciente colectivo y arquetipos. La figura transformada de la madre simboliza el arquetipo de la Gran Madre y la Sombra, representando aspectos nutricios y aterradores, así como miedos e inseguridades reprimidos. Estas películas también exploran la individuación, mostrando luchas internas y externas que enfrentan los personajes con elementos sobrenaturales, vitales en el inconsciente colectivo. Las secuencias oníricas subrayan el análisis junguiano de sueños como comunicaciones del inconsciente. Estas narrativas son vistas como exploraciones de la psíque, destacando las transformaciones internas de los personajes.
Kate Nolan, como directora y guionista, aborda su narrativa con sensibilidad, que podríamos comparar con «Hereditary» (2018) de Ari Aster, atrayendo a un amplio público, mezclando drama familiar y salud mental, con mitos y leyendas. Nolan utiliza el inconsciente colectivo para conectar con las audiencias, invitándolas a reflexionar sobre miedo, consciencia y herencia cultural, logrando un alcance que engloba desde el drama hasta el terror.
Nolan opta por enfocarse en la herencia pagana y céltica de Irlanda, un contraste con la influencia católica dominante en la cultura de este país. Profundizando en las tradiciones célticas, explora aspectos del «sí mismo» y de la relación de éste con el entorno social. Esta inmersión en el paganismo habla de la tensión entre modernidad y tradición, mostrando cómo lo antiguo sigue resonando en la vida contemporánea.
La elección de Nolan de utilizar el simbolismo pagano y céltico, en lugar de elementos cristianos, resalta las raíces ancestrales de Irlanda, creando un vínculo con un pasado menos explorado y un contraste cultural significativo. Esto no solo intensifica la atmósfera de misterio y terror de la película, aprovechando simbolismos menos familiares, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre la identidad cultural irlandesa y sus complejidades. Nolan sugiere que entender el presente y sus desafíos, como la enfermedad mental, requiere reconocer todas las capas del pasado, incluyendo aquellas pre-cristianas, proporcionando una narrativa rica y profunda que refleja la complejidad de la sociedad y su historia.
El tratamiento del agua y el fuego en la película subvierte su simbolismo tradicional. El agua, típicamente asociada con la purificación, se convierte en un medio para el engaño y la confusión, reflejando la naturaleza perturbada de la madre. Por otro lado, el fuego, a menudo ligado a la destrucción, actúa como un agente purificador, sugiriendo métodos no convencionales de sanación y resolución de conflictos. Esta inversión simbólica resalta la complejidad del viaje emocional y psicológico de los personajes, donde lo temido y destructivo se convierte en salvador y curativo.
La cinematografía de Narayan Van Maele profundiza la narrativa. Van Maele capta detalles que reflejan la depresión social y pobreza en la vida de los personajes,
En Irlanda, la percepción de los trastornos mentales ha sido históricamente tabú, influenciada por factores culturales, religiosos y sociales, incluyendo la prominente influencia de la Iglesia Católica (RTE, 2022). Estigmas y malentendidos han relegado estos temas al ámbito privado, marcados por la vergüenza. Sin embargo, recientes esfuerzos han fomentado un cambio significativo en esta percepción, con campañas de concienciación y reformas en el sistema de salud mental (St Patrick’s Mental Health Services, 2020; 2022; Epidemiology and Psychiatric Sciences, 2021).
«You are not my mother» refleja este cambio, entrelazando la salud mental con los mitos irlandeses. Explora el acoso escolar y su impacto en la salud mental, la transmisión hereditaria de trastornos como la bipolaridad, y el Síndrome de Capgras, donde un individuo cree que un ser querido ha sido sustituido por un impostor. Estas representaciones enriquecen el entendimiento público de la salud mental, utilizando el imaginario colectivo para simbolizar las luchas internas y proporcionando un contexto cultural único.
«You Are Not My Mother» (2021) comparte temáticas con «The Hole In the Ground» (2019) y "The Hollow Child" (2017), centradas en la suplantación o reemplazo de seres queridos. La película explora la relación entre madre e hija en un contexto de terror psicológico. Char, la protagonista, enfrenta un cambio alarmante en su madre tras su misteriosa desaparición, evocando el Síndrome de Capgras. Esta transformación crea tensión y misterio, desafiando al espectador a discernir entre realidad y lo sobrenatural. Usa el horror para explorar miedos humanos, identidad y percepción de la realidad, demostrando el poder del cine en la exploración de aspectos psicológicos profundos.
En «You Are Not My Mother», «The Hole In the Ground» y «The Hollow Child», se reflejan conceptos junguianos como el inconsciente colectivo y arquetipos. La figura transformada de la madre simboliza el arquetipo de la Gran Madre y la Sombra, representando aspectos nutricios y aterradores, así como miedos e inseguridades reprimidos. Estas películas también exploran la individuación, mostrando luchas internas y externas que enfrentan los personajes con elementos sobrenaturales, vitales en el inconsciente colectivo. Las secuencias oníricas subrayan el análisis junguiano de sueños como comunicaciones del inconsciente. Estas narrativas son vistas como exploraciones de la psíque, destacando las transformaciones internas de los personajes.
Kate Nolan, como directora y guionista, aborda su narrativa con sensibilidad, que podríamos comparar con «Hereditary» (2018) de Ari Aster, atrayendo a un amplio público, mezclando drama familiar y salud mental, con mitos y leyendas. Nolan utiliza el inconsciente colectivo para conectar con las audiencias, invitándolas a reflexionar sobre miedo, consciencia y herencia cultural, logrando un alcance que engloba desde el drama hasta el terror.
Nolan opta por enfocarse en la herencia pagana y céltica de Irlanda, un contraste con la influencia católica dominante en la cultura de este país. Profundizando en las tradiciones célticas, explora aspectos del «sí mismo» y de la relación de éste con el entorno social. Esta inmersión en el paganismo habla de la tensión entre modernidad y tradición, mostrando cómo lo antiguo sigue resonando en la vida contemporánea.
La elección de Nolan de utilizar el simbolismo pagano y céltico, en lugar de elementos cristianos, resalta las raíces ancestrales de Irlanda, creando un vínculo con un pasado menos explorado y un contraste cultural significativo. Esto no solo intensifica la atmósfera de misterio y terror de la película, aprovechando simbolismos menos familiares, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre la identidad cultural irlandesa y sus complejidades. Nolan sugiere que entender el presente y sus desafíos, como la enfermedad mental, requiere reconocer todas las capas del pasado, incluyendo aquellas pre-cristianas, proporcionando una narrativa rica y profunda que refleja la complejidad de la sociedad y su historia.
El tratamiento del agua y el fuego en la película subvierte su simbolismo tradicional. El agua, típicamente asociada con la purificación, se convierte en un medio para el engaño y la confusión, reflejando la naturaleza perturbada de la madre. Por otro lado, el fuego, a menudo ligado a la destrucción, actúa como un agente purificador, sugiriendo métodos no convencionales de sanación y resolución de conflictos. Esta inversión simbólica resalta la complejidad del viaje emocional y psicológico de los personajes, donde lo temido y destructivo se convierte en salvador y curativo.
La cinematografía de Narayan Van Maele profundiza la narrativa. Van Maele capta detalles que reflejan la depresión social y pobreza en la vida de los personajes,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
como la casa de Char y su barrio, aportando autenticidad. La ironía de la inconsciencia de la profesora afro, capturada por la cámara, comenta sobre la ceguera social en temas como el acoso. La paleta de colores fríos, baja luminosidad y alta nitidez crean una atmósfera melancólica y realista. Este trabajo cinematográfico no solo acompaña, sino que expande la narrativa de Nolan, añadiendo profundidad y emoción, mostrando el poder de la imagen cinematográfica en la narración.
La banda sonora de Die Hexen ilustra un enfoque experimental en la música de cine, fusionando lo orquestal con lo electrónico para reflejar la mezcla de lo sobrenatural con la realidad de los personajes. Esta técnica, evidente en la representación sonora de Char con sonidos que evocan pianos y campanas en un fondo armónico caótico, se integra sutilmente con la psicología de los personajes y el ambiente de la película.
Este estilo, popular en conciertos bajo el disfraz de innovación, es común entre compositores contemporáneos «naive» que buscan presentarse como vanguardistas. Sin embargo, su autenticidad y valor artístico son cuestionables. Riéndose de ello, Miklós Rózsa en su partitura para «King of Kings» (1961) usó el dodecafonismo irónicamente para representar las tentaciones del diablo a Jesús, una crítica implícita a este estilo. Rózsa utilizó esta técnica destacando cómo el cine puede dar un significado más profundo a la música atonal.
En "You Are Not My Mother", Hazel Doupe como Char impresiona con su habilidad para transmitir una profunda complejidad emocional, resonando fuertemente con la audiencia. Su actuación, lejos de depender de la apariencia, enfatiza la identificación del espectador con las emociones y experiencias del personaje. Jordanne Jones, interpretando a Suzanne, muestra una evolución notable de acosadora a amiga, revelando la volatilidad y profundidad de las relaciones adolescentes. Carolyn Bracken, en el papel de Angela, madre en conflicto, aporta una mezcla de vulnerabilidad y desconcierto que añade una intensidad emocional clave a la trama. Ingrid Craigie, como la abuela Rita, emerge como un pilar inesperado, un matriarcado fuerte y protector, crucial para la historia.
Paul Reid, aunque en un papel más secundario, es indispensable para mantener el sentido de realidad dentro de la película. Su actuación proporciona un anclaje esencial en el mundo real, balanceando los elementos sobrenaturales y psicológicos.
La dirección de Kate Nolan integra estos roles, enfatizando cómo las evoluciones de los personajes no solo añaden capas a la trama, sino que son esenciales para los giros argumentales, aportando una originalidad distintiva a la película. Esta integración de desarrollo de personajes y narrativa hace de "You Are Not My Mother" una obra que destaca por su enfoque en la transformación personal como eje central de la historia.
En «You Are Not My Mother» una representación cruda de realidades como el acoso escolar y la alienación parental, donde se manifiestan males como el materialismo y la negligencia. La película refleja la dinámica familiar y las presiones sociales que afectan a los adolescentes. Esta narrativa ofrece una oportunidad para explorar la comprensión y la resolución de conflictos.
La propuesta de Kate Nolan es una bocanada de aire fresco (nunca mejor dicho viniendo de las tierras de Hibernia), para el cine europeo, y el cine de terror en general, cuya autenticidad y buen hacer está demasiado viciado por los intereses comerciales. Sin embargo, sería prudente que tampoco se abuse de determinados tópicos (como ya hemos visto similitudes con otras pelis irlandesas que van por esta línea), ya que al final, como en todo, las vetas de recursos no son inagotables. Sobre todo teniendo en cuenta que otras industrias, como la norteamericana, hacen como el dragón de las siete cabezas del Apocalipsis de Juan, esperando que alguien se ponga a parir algo bueno para devorarlo.
La banda sonora de Die Hexen ilustra un enfoque experimental en la música de cine, fusionando lo orquestal con lo electrónico para reflejar la mezcla de lo sobrenatural con la realidad de los personajes. Esta técnica, evidente en la representación sonora de Char con sonidos que evocan pianos y campanas en un fondo armónico caótico, se integra sutilmente con la psicología de los personajes y el ambiente de la película.
Este estilo, popular en conciertos bajo el disfraz de innovación, es común entre compositores contemporáneos «naive» que buscan presentarse como vanguardistas. Sin embargo, su autenticidad y valor artístico son cuestionables. Riéndose de ello, Miklós Rózsa en su partitura para «King of Kings» (1961) usó el dodecafonismo irónicamente para representar las tentaciones del diablo a Jesús, una crítica implícita a este estilo. Rózsa utilizó esta técnica destacando cómo el cine puede dar un significado más profundo a la música atonal.
En "You Are Not My Mother", Hazel Doupe como Char impresiona con su habilidad para transmitir una profunda complejidad emocional, resonando fuertemente con la audiencia. Su actuación, lejos de depender de la apariencia, enfatiza la identificación del espectador con las emociones y experiencias del personaje. Jordanne Jones, interpretando a Suzanne, muestra una evolución notable de acosadora a amiga, revelando la volatilidad y profundidad de las relaciones adolescentes. Carolyn Bracken, en el papel de Angela, madre en conflicto, aporta una mezcla de vulnerabilidad y desconcierto que añade una intensidad emocional clave a la trama. Ingrid Craigie, como la abuela Rita, emerge como un pilar inesperado, un matriarcado fuerte y protector, crucial para la historia.
Paul Reid, aunque en un papel más secundario, es indispensable para mantener el sentido de realidad dentro de la película. Su actuación proporciona un anclaje esencial en el mundo real, balanceando los elementos sobrenaturales y psicológicos.
La dirección de Kate Nolan integra estos roles, enfatizando cómo las evoluciones de los personajes no solo añaden capas a la trama, sino que son esenciales para los giros argumentales, aportando una originalidad distintiva a la película. Esta integración de desarrollo de personajes y narrativa hace de "You Are Not My Mother" una obra que destaca por su enfoque en la transformación personal como eje central de la historia.
En «You Are Not My Mother» una representación cruda de realidades como el acoso escolar y la alienación parental, donde se manifiestan males como el materialismo y la negligencia. La película refleja la dinámica familiar y las presiones sociales que afectan a los adolescentes. Esta narrativa ofrece una oportunidad para explorar la comprensión y la resolución de conflictos.
La propuesta de Kate Nolan es una bocanada de aire fresco (nunca mejor dicho viniendo de las tierras de Hibernia), para el cine europeo, y el cine de terror en general, cuya autenticidad y buen hacer está demasiado viciado por los intereses comerciales. Sin embargo, sería prudente que tampoco se abuse de determinados tópicos (como ya hemos visto similitudes con otras pelis irlandesas que van por esta línea), ya que al final, como en todo, las vetas de recursos no son inagotables. Sobre todo teniendo en cuenta que otras industrias, como la norteamericana, hacen como el dragón de las siete cabezas del Apocalipsis de Juan, esperando que alguien se ponga a parir algo bueno para devorarlo.