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Voto de Jordirozsa:
6
2012
4.8
240
Documental. Terror
Por primera vez en 35 años, Daniel Lutz relata su versión de la infame maldición de Amityville que aterrorizó a su familia en 1975. La historia de George y Kathleen Lutz inspiró una exitosa novela y las películas posteriores continuaron fascinando a audiencias hasta el día de hoy. Este documental revela el horror detrás de crecer como parte de la mundialmente famosa maldición. Mientras que los hechos de Daniel pueden ser tomados por ... [+]
9 de noviembre de 2023
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«My Amityville Horror» (2012), de Eric Walter, se adentra en el famoso y controvertido caso paranormal de la familia Lutz en Amityville, Nueva York, destacándose por centrarse en la perspectiva de Daniel Lutz, quien vivió los eventos en su infancia. Este enfoque íntimo y personal se aparta de los análisis tradicionales sobre Amityville, enfocándose en el trauma y las secuelas emocionales de Daniel. A través de entrevistas con él y otros involucrados, el documental ofrece una visión multifacética del impacto de estos eventos en su vida.
Se presenta como un estudio de personaje y una exploración de la verdad subjetiva. La dirección de Walter sigue a un adulto Daniel lidiando con recuerdos y emociones contradictorios, sin buscar confirmar o desmentir los eventos sobrenaturales de Amityville. En lugar de ello, muestra cómo esta experiencia ha moldeado a Daniel, utilizando material de archivo y entrevistas actuales para construir una narrativa retrospectiva e inmediata.
Aporta una nueva dimensión a la historia de Amityville, centrándose en el impacto a largo plazo en un individuo. La honestidad cruda y la vulnerabilidad de Daniel en pantalla son eficaces, aunque el enfoque en su perspectiva puede parecer unilateral para aquellos que buscan una exploración más equilibrada de los diferentes puntos de vista. En términos de producción, el documental es competente, pero no emplea técnicas visuales o narrativas particularmente innovadoras.
Desde una perspectiva periodística, destaca en su enfoque narrativo, pero enfrenta limitaciones en cuanto a la falta de un análisis exhaustivo y equilibrado de las diferentes versiones y testimonios relacionados con el caso. La película es válida como un relato personal y subjetivo, pero no proporciona una confirmación o refutación definitiva de los hechos de Amityville. La credibilidad del documental depende en gran medida de la credibilidad de Daniel como testigo principal, y aunque la inclusión de expertos aporta cierta credibilidad, no compensa la falta de evidencia objetiva y análisis exhaustivo.
Es un estudio que ofrece una perspectiva única y personal, desafiando a los espectadores a considerar las historias humanas detrás de los mitos paranormales. Sin embargo, enfrenta serias dificultades en términos de calidad periodística cuando se evalúa bajo criterios de objetividad, profundidad de investigación y equilibrio. Su validez como documento histórico es limitada, y su credibilidad depende en gran medida de la percepción del espectador sobre la fiabilidad de Daniel Lutz como narrador principal.
Eric Walter, conocido por su enfoque en lo paranormal y misterioso, ha generado tanto interés como críticas en su carrera como documentalista. Su trabajo en «My Amityville Horror» (2012) refleja esta dualidad, atrayendo a un público fascinado por lo sobrenatural, mientras enfrenta cuestionamientos sobre la objetividad y la verificación de fuentes. Walter ha sido elogiado por su innovación en el género documental y su habilidad para involucrar al público. Su interés en el impacto humano de las historias paranormales se destaca en su enfoque en las secuelas emocionales y psicológicas de Daniel Lutz.
El documental de Eric Walter sobre la historia de Amityville, al abordar los relatos de George y Kathy Lutz, logra un equilibrio notable al contextualizar los eventos sin desviarse excesivamente hacia la matanza cometida por Ronald DeFeo Jr. Esta aproximación ayuda a comprender el entorno en el que los Lutz se encontraron y cómo esto pudo haber influido en su experiencia en la casa de 112 Oceans Avenue (ahora el 108).
Walter proporciona información esencial sobre la familia DeFeo, estableciendo un trasfondo para los eventos posteriores. Al hacerlo, ayuda a los espectadores a entender mejor la atmósfera que rodeaba la casa antes de la llegada de los Lutz. Esta información incluye la dinámica familiar de los DeFeo y la historia de la propiedad. Aunque el foco principal no es la matanza perpetrada por Ronald DeFeo Jr., el documental la menciona como un evento crucial precedente. Esta mención es importante para establecer el tono y la percepción de la casa, pero se maneja de manera que no eclipse la experiencia de los Lutz.
Habilidosamente enlaza los antecedentes de la casa con lo que experimentaron los Lutz. Esta conexión es vital para entender por qué la casa fue percibida como embrujada y cómo los sucesos previos podrían haber influido en las percepciones de la familia.
El documental sobre la historia de Amityville, aunque intrigante en su contenido, presenta ciertas deficiencias en términos de claridad estructural, que se manifiestan en varios aspectos clave de su realización.
En primer lugar, la narrativa del documental se centra casi exclusivamente en la perspectiva de primera persona de Daniel Lutz como sujeto principal de las experiencias narradas. Esta elección estilística, si bien proporciona una visión íntima y detallada de los eventos desde su punto de vista, limita la perspectiva a una sola. La presencia de otros sujetos, como la señora que entrevista a Lutz y algunos testigos adicionales, es mínima y no compensa esta falta de diversidad. La participación de hermanos de Daniel Lutz o de vecinos y residentes de la zona en aquel tiempo podría haber ofrecido perspectivas adicionales y posiblemente más objetivas sobre los eventos. Estos testimonios podrían haber proporcionado un contexto más amplio y ayudado a los espectadores a entender mejor la dinámica familiar y comunitaria en torno a los sucesos.
En un buen documental, se espera que un reportero o narrador actúe como hilo conductor, introduciendo la pieza, guiando al espectador a través de la narrativa y ofreciendo conclusiones claras al fina que podrían incluir afirmaciones o negaciones, planteamiento de hipótesis, preguntas o disyuntivas que inviten a la reflexión del espectador. Sin embargo, la ausencia de un narrador con estas funciones deja un vacío en términos de análisis crítico.
Se presenta como un estudio de personaje y una exploración de la verdad subjetiva. La dirección de Walter sigue a un adulto Daniel lidiando con recuerdos y emociones contradictorios, sin buscar confirmar o desmentir los eventos sobrenaturales de Amityville. En lugar de ello, muestra cómo esta experiencia ha moldeado a Daniel, utilizando material de archivo y entrevistas actuales para construir una narrativa retrospectiva e inmediata.
Aporta una nueva dimensión a la historia de Amityville, centrándose en el impacto a largo plazo en un individuo. La honestidad cruda y la vulnerabilidad de Daniel en pantalla son eficaces, aunque el enfoque en su perspectiva puede parecer unilateral para aquellos que buscan una exploración más equilibrada de los diferentes puntos de vista. En términos de producción, el documental es competente, pero no emplea técnicas visuales o narrativas particularmente innovadoras.
Desde una perspectiva periodística, destaca en su enfoque narrativo, pero enfrenta limitaciones en cuanto a la falta de un análisis exhaustivo y equilibrado de las diferentes versiones y testimonios relacionados con el caso. La película es válida como un relato personal y subjetivo, pero no proporciona una confirmación o refutación definitiva de los hechos de Amityville. La credibilidad del documental depende en gran medida de la credibilidad de Daniel como testigo principal, y aunque la inclusión de expertos aporta cierta credibilidad, no compensa la falta de evidencia objetiva y análisis exhaustivo.
Es un estudio que ofrece una perspectiva única y personal, desafiando a los espectadores a considerar las historias humanas detrás de los mitos paranormales. Sin embargo, enfrenta serias dificultades en términos de calidad periodística cuando se evalúa bajo criterios de objetividad, profundidad de investigación y equilibrio. Su validez como documento histórico es limitada, y su credibilidad depende en gran medida de la percepción del espectador sobre la fiabilidad de Daniel Lutz como narrador principal.
Eric Walter, conocido por su enfoque en lo paranormal y misterioso, ha generado tanto interés como críticas en su carrera como documentalista. Su trabajo en «My Amityville Horror» (2012) refleja esta dualidad, atrayendo a un público fascinado por lo sobrenatural, mientras enfrenta cuestionamientos sobre la objetividad y la verificación de fuentes. Walter ha sido elogiado por su innovación en el género documental y su habilidad para involucrar al público. Su interés en el impacto humano de las historias paranormales se destaca en su enfoque en las secuelas emocionales y psicológicas de Daniel Lutz.
El documental de Eric Walter sobre la historia de Amityville, al abordar los relatos de George y Kathy Lutz, logra un equilibrio notable al contextualizar los eventos sin desviarse excesivamente hacia la matanza cometida por Ronald DeFeo Jr. Esta aproximación ayuda a comprender el entorno en el que los Lutz se encontraron y cómo esto pudo haber influido en su experiencia en la casa de 112 Oceans Avenue (ahora el 108).
Walter proporciona información esencial sobre la familia DeFeo, estableciendo un trasfondo para los eventos posteriores. Al hacerlo, ayuda a los espectadores a entender mejor la atmósfera que rodeaba la casa antes de la llegada de los Lutz. Esta información incluye la dinámica familiar de los DeFeo y la historia de la propiedad. Aunque el foco principal no es la matanza perpetrada por Ronald DeFeo Jr., el documental la menciona como un evento crucial precedente. Esta mención es importante para establecer el tono y la percepción de la casa, pero se maneja de manera que no eclipse la experiencia de los Lutz.
Habilidosamente enlaza los antecedentes de la casa con lo que experimentaron los Lutz. Esta conexión es vital para entender por qué la casa fue percibida como embrujada y cómo los sucesos previos podrían haber influido en las percepciones de la familia.
El documental sobre la historia de Amityville, aunque intrigante en su contenido, presenta ciertas deficiencias en términos de claridad estructural, que se manifiestan en varios aspectos clave de su realización.
En primer lugar, la narrativa del documental se centra casi exclusivamente en la perspectiva de primera persona de Daniel Lutz como sujeto principal de las experiencias narradas. Esta elección estilística, si bien proporciona una visión íntima y detallada de los eventos desde su punto de vista, limita la perspectiva a una sola. La presencia de otros sujetos, como la señora que entrevista a Lutz y algunos testigos adicionales, es mínima y no compensa esta falta de diversidad. La participación de hermanos de Daniel Lutz o de vecinos y residentes de la zona en aquel tiempo podría haber ofrecido perspectivas adicionales y posiblemente más objetivas sobre los eventos. Estos testimonios podrían haber proporcionado un contexto más amplio y ayudado a los espectadores a entender mejor la dinámica familiar y comunitaria en torno a los sucesos.
En un buen documental, se espera que un reportero o narrador actúe como hilo conductor, introduciendo la pieza, guiando al espectador a través de la narrativa y ofreciendo conclusiones claras al fina que podrían incluir afirmaciones o negaciones, planteamiento de hipótesis, preguntas o disyuntivas que inviten a la reflexión del espectador. Sin embargo, la ausencia de un narrador con estas funciones deja un vacío en términos de análisis crítico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La estructura carece de una diferenciación por secciones o bloques que dividan el contenido en unidades coherentes. Se presenta en una línea continua sin transiciones claras, lo que hace difícil distinguir entre diferentes partes o temas dentro del documental. Esta carencia resulta en una experiencia de visualización confusa, donde el flujo constante de información y narrativa se entrelaza sin una demarcación definida.
La focalización excesiva en Lutz durante las entrevistas, sin dar suficiente contexto visual del entorno, resta autenticidad. En las entrevistas con la psicoterapeuta, el no mostrar adecuadamente el entorno de la consulta hace la escena menos creíble o profesional. Incluir elementos como diplomas, libros, o la disposición general de la oficina, habría dado un sentido de lugar y profesionalismo más fuerte.
En cuanto al uso de imágenes de archivo y materiales de investigación, en lugar de ser integrados para un contexto adicional o evidencia, se presentan sin una explicación adecuada sobre su contenido o relevancia en relación con lo que se está explicando en ese momento, de manera algo desordenada y "a granel". Lo que deja al espectador confundido sobre su importancia o significado, en lugar de aclarar o profundizar en los puntos que se están discutiendo.
El acceso a la casa de Amityville en tiempo real durante el documental, mientras Daniel Lutz relata su experiencia, habría sido un elemento poderoso y significativo. Este enfoque podría haber enriquecido la narrativa del documental y ofrecido una experiencia más inmersiva y convincente para el espectador.
La incoherencia en la línea narrativa del documental sobre la historia de Amityville, se manifiesta en la forma en que el documental aborda la veracidad de los eventos narrados. Durante la mayor parte del documental, la historia se presenta desde la perspectiva subjetiva de primera persona de Lutz. Esta elección narrativa limita la perspectiva. Parece respaldar implícitamente la veracidad de los eventos tal como los cuenta Lutz, sin cuestionarlos o contrastarlos significativamente con otras perspectivas o evidencias.
Sin embargo, hacia el final, se introduce una disyuntiva crucial: la posibilidad de que lo narrado por Lutz sea una fabulación o el producto de un desequilibrio mental. Esta repentina introducción de escepticismo contrasta fuertemente con la presentación anteriormente no cuestionada de sus relatos. Si la intención del documental es situar al espectador en una posición de duda o cuestionamiento sobre la veracidad de los eventos, sería más coherente y efectivo introducir esta perspectiva desde el principio, con un enfoque más equilibrado.
Desde el punto de vista comercial, esta estrategia puede ser efectiva. Al no tomar una postura definitiva, el documental tiene el potencial de atraer a un amplio espectro con diferentes creencias y opiniones sobre el caso. Los creyentes en lo paranormal y los escépticos pueden encontrar elementos en el documental que respalden sus perspectivas preexistentes, lo que puede aumentar el interés y la discusión. Sin embargo, desde una perspectiva de rigor periodístico, la falta de compromiso con una narrativa clara y fundamentada puede llevar a cuestionamientos sobre la seriedad y la credibilidad de la producción. La participación de Daniel Lutz aporta una dimensión de autenticidad, pero no es una garantía de objetividad o verdad absoluta. Es importante mantener una visión crítica; incluso en los documentales, la narrativa puede estar influenciada por diversos factores y no siempre reflejar una verdad indiscutible. Aunque el documental puede tener un valor informativo, especialmente por ofrecer una perspectiva directa de un testigo de los eventos de Amityville, no se puede descartar que también sirva a propósitos promocionales. Contribuye a mantener viva la narrativa de Amityville y, potencialmente, a promover el interés en todo el ecosistema de contenido relacionado con esta historia y el universo Warren.
La focalización excesiva en Lutz durante las entrevistas, sin dar suficiente contexto visual del entorno, resta autenticidad. En las entrevistas con la psicoterapeuta, el no mostrar adecuadamente el entorno de la consulta hace la escena menos creíble o profesional. Incluir elementos como diplomas, libros, o la disposición general de la oficina, habría dado un sentido de lugar y profesionalismo más fuerte.
En cuanto al uso de imágenes de archivo y materiales de investigación, en lugar de ser integrados para un contexto adicional o evidencia, se presentan sin una explicación adecuada sobre su contenido o relevancia en relación con lo que se está explicando en ese momento, de manera algo desordenada y "a granel". Lo que deja al espectador confundido sobre su importancia o significado, en lugar de aclarar o profundizar en los puntos que se están discutiendo.
El acceso a la casa de Amityville en tiempo real durante el documental, mientras Daniel Lutz relata su experiencia, habría sido un elemento poderoso y significativo. Este enfoque podría haber enriquecido la narrativa del documental y ofrecido una experiencia más inmersiva y convincente para el espectador.
La incoherencia en la línea narrativa del documental sobre la historia de Amityville, se manifiesta en la forma en que el documental aborda la veracidad de los eventos narrados. Durante la mayor parte del documental, la historia se presenta desde la perspectiva subjetiva de primera persona de Lutz. Esta elección narrativa limita la perspectiva. Parece respaldar implícitamente la veracidad de los eventos tal como los cuenta Lutz, sin cuestionarlos o contrastarlos significativamente con otras perspectivas o evidencias.
Sin embargo, hacia el final, se introduce una disyuntiva crucial: la posibilidad de que lo narrado por Lutz sea una fabulación o el producto de un desequilibrio mental. Esta repentina introducción de escepticismo contrasta fuertemente con la presentación anteriormente no cuestionada de sus relatos. Si la intención del documental es situar al espectador en una posición de duda o cuestionamiento sobre la veracidad de los eventos, sería más coherente y efectivo introducir esta perspectiva desde el principio, con un enfoque más equilibrado.
Desde el punto de vista comercial, esta estrategia puede ser efectiva. Al no tomar una postura definitiva, el documental tiene el potencial de atraer a un amplio espectro con diferentes creencias y opiniones sobre el caso. Los creyentes en lo paranormal y los escépticos pueden encontrar elementos en el documental que respalden sus perspectivas preexistentes, lo que puede aumentar el interés y la discusión. Sin embargo, desde una perspectiva de rigor periodístico, la falta de compromiso con una narrativa clara y fundamentada puede llevar a cuestionamientos sobre la seriedad y la credibilidad de la producción. La participación de Daniel Lutz aporta una dimensión de autenticidad, pero no es una garantía de objetividad o verdad absoluta. Es importante mantener una visión crítica; incluso en los documentales, la narrativa puede estar influenciada por diversos factores y no siempre reflejar una verdad indiscutible. Aunque el documental puede tener un valor informativo, especialmente por ofrecer una perspectiva directa de un testigo de los eventos de Amityville, no se puede descartar que también sirva a propósitos promocionales. Contribuye a mantener viva la narrativa de Amityville y, potencialmente, a promover el interés en todo el ecosistema de contenido relacionado con esta historia y el universo Warren.