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España España · Castellvell del Camp
Voto de Jordirozsa:
6
Drama Narra la historia del sacerdote católico Henri Kremer, prisionero en un campo de concentración por negase a obedecer las leyes racistas de la Alemania hitleriana. Kremer fue también amenazado con la muerte de su familia y de sus compañeros si no convencía al obispo de Luxemburgo para que se comprometiera con el régimen nazi. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2023
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«El Noveno Día» («Der Neunte Tag»), dirigida por Volker Schlöndorff en 2004, se sitúa durante la Segunda Guerra Mundial y está basada en la historia real del sacerdote luxemburgués Jean Bernard, prisionero en el campo de concentración de Dachau. Ulrich Matthes interpreta al padre Henri Kremer, personaje principal inspirado en Bernard, mientras que August Diehl da vida al joven oficial de las SS, Gebhardt. Bibiana Beglau y Hilmar Tathe ofrecen sólidas actuaciones secundarias, pero es la dinámica entre Matthes y Diehl lo que impulsa la trama de manera destacada. Es un examen profundo de la fe bajo presión extrema. Henri Kremer es liberado temporalmente con el propósito de convencer al obispo de Luxemburgo de colaborar con los nazis. Esta situación plantea dilemas morales complejos: ¿Debe Kremer comprometer sus creencias y las de la iglesia para salvar vidas? La película no ofrece respuestas fáciles, lo que aumenta su impacto y relevancia.

Visionando esta película, no pude por más que compararla con «The Scarlet and the Black», de 1983, dirigida por Jerry London, y protagonizada por Gregory Peck y Christopher Plummer. También se establece durante la Segunda Guerra Mundial, y está basada en la historia real del Monseñor Hugh O'Flaherty, un sacerdote irlandés que ayudó a escapar a miles de aliados de los nazis en Roma. Ambas películas exploran el tema de la fe y la moralidad. Los protagonistas son hombres de fe que deben tomar decisiones difíciles y enfrentarse a dilemas morales en un esfuerzo por salvar vidas. Tanto en «El Noveno Día» como en «The Scarlet and the Black», los personajes principales son sacerdotes que confrontan el mal en sus formas más crudas. Pero utilizan su ingenio y coraje para resistir la opresión. Ambos interactúan con oficiales nazis, intercambios que son momentos cruciales que destacan la lucha entre la humanidad y la crueldad, y la resistencia de los clérigos a las fuerzas invasoras. Las dos películas muestran a los protagonistas lidiando con dilemas éticos a medida que buscan salvar a tantas personas como sea posible. ¿Hasta dónde pueden ir sin comprometer sus propias creencias y la doctrina de su iglesia? Las diferencias entre las dos películas son principalmente en términos de enfoque y ambiente. Mientras que «El Noveno Día» es una película más sombría y filosófica que se centra en lass disyuntivas morales internos de su protagonista, «The Scarlet and the Black» tiene una visión más aventurera y de suspense.

«El Noveno Día» fue producida y estrenada en 2004, un período en el que el cine alemán y europeo en general estaba experimentando una especie de renacimiento. El cine alemán de los años 90 y principios de los 2000 fue testigo de un resurgimiento de películas que trataban la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto desde nuevas perspectivas, a menudo destacando las historias de aquellos que estaban en el lado alemán pero que resistieron de alguna manera la ideología nazi. Volker Schlöndorff es un nombre destacado del Nuevo Cine Alemán, un movimiento que comenzó a finales de los años 60 y principios de los 70 que buscaba crear una nueva identidad cinematográfica. Aunque la mayoría de los logros de Schlöndorff se produjeron en los años 70 y 80, incluyendo su aclamada adaptación de «El tambor de hojalata» en 1979, continuó siendo activo en los años 2000.

«El Noveno Día» representa una continuación de los intereses temáticos de Schlöndorff en la exploración del pasado alemán y los conflictos morales que presenta. La película fue producida por Studio Hamburg, y también recibió apoyo del Film Fund Luxembourg, reflejando su carácter internacional.

El ritmo lento de la película realmente sirve a su propósito temático y filosófico. Trata de la lucha interna que enfrenta el personaje principal, el padre Henri Kremer. Una lucha que no puede ser apresurada ni simplificada; requiere tiempo y reflexión. Permite al espectador realmente profundizar en la psicología de esta figura dramática, entender su angustia y su conflicto. Nos da la oportunidad de vivir cada momento con él, de sentir su desesperación y su esperanza. Este ritmo también permite explorar a fondo las implicaciones de la situación en la que se encuentra Kremer. Además, también destaca las excelentes actuaciones. Ulrich Matthes, en particular, ofrece una interpretación profundamente emotiva y matizada. La película se toma su tiempo para permitir que se exprese plenamente. Es una elección estilística y narrativa deliberada que sirve a su propósito temático y permite que las actuaciones brillen. Contribuye al impacto del «film» y a su capacidad para hacer reflexionar.

Destaca por su atención meticulosa a los detalles históricos, lo que contribuye en gran medida a su realismo y credibilidad. No sólo evidente en la representación de los horrores del campo de concentración de Dachau, sino también en la representación de la vida cotidiana en Luxemburgo durante la ocupación nazi. La ambientación es un elemento fundamental. Los lugares de rodaje y la dirección de arte transportan a la Europa de la Segunda Guerra Mundial. El campo de concentración de Dachau, por ejemplo, se recrea de manera cruda y detallada, mostrando las terribles condiciones en las que vivían los prisioneros. Por otro lado, las escenas en Luxemburgo presentan un contraste significativo, mostrando la tensión que existía. El campo de concentración está lleno de barracones sucios, alambradas de púas y torres de vigilancia ominosas, mientras que las escenas en Luxemburgo presentan casas y calles aparentemente ordinarias que ocultan una realidad de miedo y resistencia. El vestuario también juega un papel importante en el realismo: los prisioneros en Dachau llevan los típicos uniformes a rayas, un recordatorio constante de su deshumanización. Kremer lleva los ropajes de un sacerdote, símbolo de su fe y resistencia. Los nazis están vestidos con los uniformes de las SS, que sirven como una representación visual de su autoridad y brutalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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