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Voto de Jordirozsa:
6
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4.5
2,174
Terror
Marie está dispuesta a indagar en su pasado volviendo a una vieja granja de la Rusia rural que acaba de heredar de una madre a la que nunca conoció y que ha muerto en extrañas circunstancias. Aislada en una casa abandonada que se comporta como un ser humano al borde de la locura, Marie descubrirá en ella a Nikolai, un hombre que dice ser su hermano, y a sus dos dobles, que invocan, con su inquietante presencia, a los fantasmas de un ... [+]
11 de enero de 2024
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La fotografía de Xavi Giménez en «Los Abandonados» (2006) captura la belleza en entornos desiertos y apartados. Su habilidad con la luz y la sombra crea una estética tanto atractiva como inquietante, que apela directamente al espectador. Esta dualidad, entre la estética visual y el tema del aislamiento, intensifica la soledad y el malestar en la película. Los paisajes y construcciones abandonadas se convierten en personajes, reflejando los temas de la obra. Rusia, con su naturaleza vasta y poco explorada, es un escenario ideal para el aislamiento y abandono. Las aldeas y granjas deshabitadas añaden realismo y melancolía, simbolizando la fugacidad y el olvido. El concepto de «nomadismo errático» refleja la transitoriedad de recuerdos y espíritus. El uso del «limbo atemporal» en la película, desdibujando el pasado, presente y futuro, crea incertidumbre y refleja las luchas internas de la protagonista. El río, como metáfora de la vida y transición, representa el viaje a través de su psique, en un mundo donde la realidad se entremezcla con el recuerdo y la fantasía, resaltando su desconexión con lo tangible y su vivencia emocional.
La banda sonora compuesta por Alfons Conde destaca por su enfoque en una partitura sinfónica pura, sin recurrir a acrobacias ni efectismos electrónicos. Es una elección artística que añade profundidad y riqueza. Tiene una manera única de evocar emociones complejas y sutiles, y en el contexto de esta película, sirve para intensificar la sensación de misterio, desolación y tensión. El lenguaje musical de Conde, centrado en la simplicidad, demuestra un entendimiento de cómo la música puede servir a la historia. En lugar de dominar o distraer, su música se integra perfectamente con los elementos visuales y narrativos, creando una experiencia sinérgica para el espectador.
Después de «Los Abandonados», Nacho Cerdà optó por documentales de terror en vez de ficción, lo que sugiere un interés en analizar el género desde una perspectiva distinta, evitando tal vez las exigencias de producciones de larga duración. Esta transición podría reflejar un deseo de ahondar en las raíces y efectos del terror en la cultura, en lugar de limitarse a crear en el género. Aunque el cine supone complicaciones varias como críticas y financiamiento, la ausencia de más películas de terror de Cerdà puede deberse a factores del mercado y oportunidades como realizador. Su trayectoria ilustra la naturaleza imprevisible y compleja del cine, donde los caminos de los artistas están marcados por influencias tanto personales como profesionales.
Las actuaciones de Anastasia Hille (Marie) y Karel Roden (Nikolai) son centrales. Hille, en su rol principal, ofrece una interpretación llena de intensidad y emoción, abarcando un rango de miedo a determinación. Roden añade misterio y profundidad a la trama. Su presencia enigmática complementa a Hille. La película evoca «Star Wars: The Empire Strikes Back» (1980), donde Luke enfrenta una versión fantasmal de sí mismo, simbolizando luchas internas y miedos. Este enfrentamiento con un «doble» es una metáfora de conflictos internos y traumas, similar a la batalla de Luke contra una imagen de Darth Vader que representa su temor a convertirse en aquello que desprecia. Estos duelos simbolizan momentos de autodescubrimiento y confrontación con verdades ocultas. Son técnicas efectivas para explorar la identidad, el destino y la moralidad. Sin embargo, en «Los Abandonados», esta revelación ocurre quizás demasiado pronto, afectando el desarrollo de la narrativa.
En «Los Abandonados», Nicolai y Marie enfrentan un destino sellado por el «espíritu» paterno, ejemplificando el fatalismo típico en historias de terror y tragedia. Esta predestinación, surgida de errores ancestrales, resuena con tragedias griegas donde los finales son inexorables. El «espíritu», uniendo pasado y presente, demuestra cómo las acciones pretéritas afectan a descendientes. Atrapados en una trampa mortal, los hermanos ilustran su tragedia ineludible, intensificando la atmósfera sombría. La película, generando suspense y miedo, reflexiona sobre la imposibilidad de escapar de nuestro legado y las consecuencias de actos antiguos.
Críticos obsesionados con la novedad a menudo desestiman los temas clásicos en cine, especialmente en terror. Olvidan que el cine, arraigado en tradiciones narrativas antiguas, se nutre de mitos y arquetipos universales, en el sentido que lo propuso el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. Las tragedias griegas, que abordan el destino y la lucha contra lo inevitable, siguen fascinando. La dramaturgia ha reinterpretado estos temas a lo largo de las eras, manteniendo su esencia. «Los Abandonados», con elementos como el «eterno retorno», se alinea con esta tradición. Algunos lo ven pasado de moda, otros aprecian su conexión profunda con el espectador. La originalidad no es solo inventar, sino reimaginar lo antiguo resonantemente. La obsesión por lo nuevo a veces ignora el inconsciente colectivo, lleno de patrones y recuerdos ancestrales. En el terror, se exploran temas atemporales de manera que impactan al público moderno. La creatividad incluye saber reinterpretar y revitalizar historias clásicas, esenciales en nuestra comprensión del mundo.
En «Los Abandonados», se entrelazan mitos ancestrales y leyendas, esenciales en su trama y simbolismo. Destaca el Mito del Doppelgänger, de raíces germánicas, simbolizando la confrontación interna mediante un «doble» fantasmagórico. Se suman relatos de casas embrujadas y espíritus de ancestros, mostrando espacios impregnados del pasado trágico familiar. Estos temas se vinculan con la idea del viaje al inframundo, un descenso simbólico que revela verdades ocultas y miedos, y el concepto de ciclos de vida, muerte y renacimiento, reflejando patrones repetitivos y destinos ineludibles.
«Los Abandonados» combina culturas narrativas, creando una resonancia universal. Incluye influencias latinas de leyendas y fantasmas,
La banda sonora compuesta por Alfons Conde destaca por su enfoque en una partitura sinfónica pura, sin recurrir a acrobacias ni efectismos electrónicos. Es una elección artística que añade profundidad y riqueza. Tiene una manera única de evocar emociones complejas y sutiles, y en el contexto de esta película, sirve para intensificar la sensación de misterio, desolación y tensión. El lenguaje musical de Conde, centrado en la simplicidad, demuestra un entendimiento de cómo la música puede servir a la historia. En lugar de dominar o distraer, su música se integra perfectamente con los elementos visuales y narrativos, creando una experiencia sinérgica para el espectador.
Después de «Los Abandonados», Nacho Cerdà optó por documentales de terror en vez de ficción, lo que sugiere un interés en analizar el género desde una perspectiva distinta, evitando tal vez las exigencias de producciones de larga duración. Esta transición podría reflejar un deseo de ahondar en las raíces y efectos del terror en la cultura, en lugar de limitarse a crear en el género. Aunque el cine supone complicaciones varias como críticas y financiamiento, la ausencia de más películas de terror de Cerdà puede deberse a factores del mercado y oportunidades como realizador. Su trayectoria ilustra la naturaleza imprevisible y compleja del cine, donde los caminos de los artistas están marcados por influencias tanto personales como profesionales.
Las actuaciones de Anastasia Hille (Marie) y Karel Roden (Nikolai) son centrales. Hille, en su rol principal, ofrece una interpretación llena de intensidad y emoción, abarcando un rango de miedo a determinación. Roden añade misterio y profundidad a la trama. Su presencia enigmática complementa a Hille. La película evoca «Star Wars: The Empire Strikes Back» (1980), donde Luke enfrenta una versión fantasmal de sí mismo, simbolizando luchas internas y miedos. Este enfrentamiento con un «doble» es una metáfora de conflictos internos y traumas, similar a la batalla de Luke contra una imagen de Darth Vader que representa su temor a convertirse en aquello que desprecia. Estos duelos simbolizan momentos de autodescubrimiento y confrontación con verdades ocultas. Son técnicas efectivas para explorar la identidad, el destino y la moralidad. Sin embargo, en «Los Abandonados», esta revelación ocurre quizás demasiado pronto, afectando el desarrollo de la narrativa.
En «Los Abandonados», Nicolai y Marie enfrentan un destino sellado por el «espíritu» paterno, ejemplificando el fatalismo típico en historias de terror y tragedia. Esta predestinación, surgida de errores ancestrales, resuena con tragedias griegas donde los finales son inexorables. El «espíritu», uniendo pasado y presente, demuestra cómo las acciones pretéritas afectan a descendientes. Atrapados en una trampa mortal, los hermanos ilustran su tragedia ineludible, intensificando la atmósfera sombría. La película, generando suspense y miedo, reflexiona sobre la imposibilidad de escapar de nuestro legado y las consecuencias de actos antiguos.
Críticos obsesionados con la novedad a menudo desestiman los temas clásicos en cine, especialmente en terror. Olvidan que el cine, arraigado en tradiciones narrativas antiguas, se nutre de mitos y arquetipos universales, en el sentido que lo propuso el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. Las tragedias griegas, que abordan el destino y la lucha contra lo inevitable, siguen fascinando. La dramaturgia ha reinterpretado estos temas a lo largo de las eras, manteniendo su esencia. «Los Abandonados», con elementos como el «eterno retorno», se alinea con esta tradición. Algunos lo ven pasado de moda, otros aprecian su conexión profunda con el espectador. La originalidad no es solo inventar, sino reimaginar lo antiguo resonantemente. La obsesión por lo nuevo a veces ignora el inconsciente colectivo, lleno de patrones y recuerdos ancestrales. En el terror, se exploran temas atemporales de manera que impactan al público moderno. La creatividad incluye saber reinterpretar y revitalizar historias clásicas, esenciales en nuestra comprensión del mundo.
En «Los Abandonados», se entrelazan mitos ancestrales y leyendas, esenciales en su trama y simbolismo. Destaca el Mito del Doppelgänger, de raíces germánicas, simbolizando la confrontación interna mediante un «doble» fantasmagórico. Se suman relatos de casas embrujadas y espíritus de ancestros, mostrando espacios impregnados del pasado trágico familiar. Estos temas se vinculan con la idea del viaje al inframundo, un descenso simbólico que revela verdades ocultas y miedos, y el concepto de ciclos de vida, muerte y renacimiento, reflejando patrones repetitivos y destinos ineludibles.
«Los Abandonados» combina culturas narrativas, creando una resonancia universal. Incluye influencias latinas de leyendas y fantasmas,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
y se alinea con el terror anglosajón y el fatalismo eslavo, logrando una atmósfera única.
Esta fusión permite que la película trascienda barreras culturales y conecte con audiencias globales.
Sociológicamente, examina la figura del «pater familias» romano, simbolizando estructuras de poder y violencia arraigadas, reflejando cómo la película comenta sobre dinámicas opresivas en la sociedad actual. En la globalización, «Los Abandonados» se erige como un manifiesto artístico sobre la universalidad de experiencias y emociones humanas, más allá de lo comercial.
«Los Abandonados» enfrenta el reto de balancear misterio y claridad en su guion. La tensión y el suspense son clave en el terror, pero si se prolongan demasiado, pueden causar fatiga. Es esencial dosificar la información para mantener el interés sin confundir al espectador. Con guionistas como Hussain, Stanley y Cerdà, la diversidad de ideas aporta riqueza, pero puede comprometer la cohesión. La trama, basada en mitos ancestrales, necesita una ejecución precisa y una visión unificada.
La dinámica entre los personajes de Anastasia Hille y Karel Roden, marcada por sus constantes apariciones y desapariciones, resta oportunidades para desarrollar su relación y la historia de manera coherente. Este enfoque debilita el desarrollo de los personajes y la tensión dramática. Además, los diálogos poéticos pero ambiguos dificultan la comprensión de la trama, lo que puede hacer que el clímax sorprenda, pero no satisfaga plenamente.
Nicolai, al verbalizar una teoría sobre los «dobles zombificados», muestra un intento de Cerdá por aclarar la trama. Sin embargo, esto puede ser excesivo y limitar la experiencia del espectador de descubrir la trama por sí mismo. Por ejemplo, en un momento dado el espectador podría pensar que los eventos podrían ser parte de un experimento militar o gubernamental. Así, la cinta invita a la especulación, aunque no explota completamente este potencial en el desarrollo de la trama y personajes. El desafío radica en mantener un equilibrio entre revelar y ocultar información, algo crucial en el terror.
La película, con su base técnica y estética abrumadoras, muestra la habilidad de Nacho Cerdá en crear una atmósfera inquietante y visualmente impactante. Pero la película tropieza en su aspecto narrativo.
La falta de una «mano firme» en el desarrollo del guion lleva a una narrativa desconectada e inconsistente. La dificultad de Cerdá para lograr este equilibrio resulta en que los espectadores se sientan menos inmersos en la historia.
Hace guiños a otras, una estrategia interesante para agregar profundidad y resonancia. «Los Abandonados», de Nacho Cerdá, se alinea con productos del terror español (con reminiscencias a lo más castizo de Ibáñez Serrador), como «Darkness» (2003), de Jaume Balagueró, u otras propuestas de este estilo fatalista y oscuro, desmarcándose de las mamarrachadas de ese cine español de barrio a las que nos tenía acostumbrados Alex de la Iglesia con sátiras esperpénticas como «El Día de la Bestia» (1995), que tanto se empeñaban en encasillar al español (y su cine), en el perfil de incapaz ya de tomarse algunos géneros, como el que nos ocupa, en serio.
La creación de «Los Abandonados» puede ser considerada un verdadero ejercicio maestro de arte. Cada elemento de esta película -desde la dirección de Nacho Cerdà, la cinematografía de Xavi Giménez, la ubicación simbólica en los paisajes rusos, hasta la evocadora banda sonora de Alfons Conde- se fusiona para crear una obra que es mucho más que la suma de sus partes.
Lo que hace que sea especialmente destacable es cómo estos elementos artísticos se entrelazan para evocar emociones profundas y reflexiones en el espectador. Nos sumerge en un mundo donde el terror, la belleza, y la melancolía coexisten. Ofrece una experiencia que tiene su recompensa para aquellos que buscan en el cine una forma de arte que no solo entretiene, sino que también inspira y provoca.
Esta fusión permite que la película trascienda barreras culturales y conecte con audiencias globales.
Sociológicamente, examina la figura del «pater familias» romano, simbolizando estructuras de poder y violencia arraigadas, reflejando cómo la película comenta sobre dinámicas opresivas en la sociedad actual. En la globalización, «Los Abandonados» se erige como un manifiesto artístico sobre la universalidad de experiencias y emociones humanas, más allá de lo comercial.
«Los Abandonados» enfrenta el reto de balancear misterio y claridad en su guion. La tensión y el suspense son clave en el terror, pero si se prolongan demasiado, pueden causar fatiga. Es esencial dosificar la información para mantener el interés sin confundir al espectador. Con guionistas como Hussain, Stanley y Cerdà, la diversidad de ideas aporta riqueza, pero puede comprometer la cohesión. La trama, basada en mitos ancestrales, necesita una ejecución precisa y una visión unificada.
La dinámica entre los personajes de Anastasia Hille y Karel Roden, marcada por sus constantes apariciones y desapariciones, resta oportunidades para desarrollar su relación y la historia de manera coherente. Este enfoque debilita el desarrollo de los personajes y la tensión dramática. Además, los diálogos poéticos pero ambiguos dificultan la comprensión de la trama, lo que puede hacer que el clímax sorprenda, pero no satisfaga plenamente.
Nicolai, al verbalizar una teoría sobre los «dobles zombificados», muestra un intento de Cerdá por aclarar la trama. Sin embargo, esto puede ser excesivo y limitar la experiencia del espectador de descubrir la trama por sí mismo. Por ejemplo, en un momento dado el espectador podría pensar que los eventos podrían ser parte de un experimento militar o gubernamental. Así, la cinta invita a la especulación, aunque no explota completamente este potencial en el desarrollo de la trama y personajes. El desafío radica en mantener un equilibrio entre revelar y ocultar información, algo crucial en el terror.
La película, con su base técnica y estética abrumadoras, muestra la habilidad de Nacho Cerdá en crear una atmósfera inquietante y visualmente impactante. Pero la película tropieza en su aspecto narrativo.
La falta de una «mano firme» en el desarrollo del guion lleva a una narrativa desconectada e inconsistente. La dificultad de Cerdá para lograr este equilibrio resulta en que los espectadores se sientan menos inmersos en la historia.
Hace guiños a otras, una estrategia interesante para agregar profundidad y resonancia. «Los Abandonados», de Nacho Cerdá, se alinea con productos del terror español (con reminiscencias a lo más castizo de Ibáñez Serrador), como «Darkness» (2003), de Jaume Balagueró, u otras propuestas de este estilo fatalista y oscuro, desmarcándose de las mamarrachadas de ese cine español de barrio a las que nos tenía acostumbrados Alex de la Iglesia con sátiras esperpénticas como «El Día de la Bestia» (1995), que tanto se empeñaban en encasillar al español (y su cine), en el perfil de incapaz ya de tomarse algunos géneros, como el que nos ocupa, en serio.
La creación de «Los Abandonados» puede ser considerada un verdadero ejercicio maestro de arte. Cada elemento de esta película -desde la dirección de Nacho Cerdà, la cinematografía de Xavi Giménez, la ubicación simbólica en los paisajes rusos, hasta la evocadora banda sonora de Alfons Conde- se fusiona para crear una obra que es mucho más que la suma de sus partes.
Lo que hace que sea especialmente destacable es cómo estos elementos artísticos se entrelazan para evocar emociones profundas y reflexiones en el espectador. Nos sumerge en un mundo donde el terror, la belleza, y la melancolía coexisten. Ofrece una experiencia que tiene su recompensa para aquellos que buscan en el cine una forma de arte que no solo entretiene, sino que también inspira y provoca.