Bueno ¿por donde empezar? la película no tiene ni pies, ni cabeza ¡venga! la primera entrega por lo menos tenía pies: se mantenía a flote si la veías con el cerebro desconectado.

Pero una cosa es suspender la incredulidad, y otra pasárse cualquier lógica narrativa existente por el forro. Porque la película no es coherente ni siquiera con las reglas que establece dentro de su propio universo, y eso obviamente deriva en que todo sea un caos total al que no hay por donde tomarlo.

El primer film se justificaba diciendo que así es la magia, que no hay que buscar explicaciones, que solo hay que dejarse llevar para disfrutar. Pero aquí los trucos se notan demasiado, y hablo estrictamente de las tretas del guión: incluso en una película sobre magia, la historia tiene que regirse por leyes que limiten los alcances de la misma en el film, y como aquí que todo vale, naturalmente la película implosiona sobre si misma, llegando a una conclusión final con la que es imposible sentirse satisfecho.

Todo lo que resulta llamativo en la película: las set pieces, los giros de guión, los flashbacks, el MacGuffin de la tarjeta que detona la historia, la revelación final que desbarata todo lo que se había planteado en la primera entrega…todo es solo un modo de confundir a la audiencia para que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda.

Al final el truco se nota demasiado.