El interesante y fructífero tándem formado por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña, inspirados en un caso real ocurrido en una pequeña aldea de Ourense en el año 2010, nos regalan un inquietante thriller con aires de western que no da respiro desde sus primeros planos.

Una pareja de franceses, Antoine y Olga, llevan años instalados en una remota aldea de Galicia, donde llevan una vida tranquila en armonía con la naturaleza que les rodea. Sin embargo, el conflicto que mantienen con unos hermanos que viven justo al lado irá enquistándose hasta que no haya vuelta atrás.

Sorogoyen y Peña nos adentran en la Galicia profunda para hablarnos de una historia de supervivencia, de acoso, de dignidad, de amor. Pero también pone el foco en el dudoso ecologismo que suponen las torres eólicas y los cantos de sirena con los que se regalan los oídos de los aldeanos. Y todo ello lo hacen con un elaborado guion que divide la cinta en dos partes: en la primera se evoca un violento western; en la segunda, la resistencia femenina marca la pauta.

Descomunal trabajo del gallego Luis Zahera, actor que nos tiene acostumbrado a su buen hacer, pero que aquí nos deja helados desde el primer momento que aparece en pantalla. Quiero destacar el inquietante y magnético trabajo que hace Diego Anido dando vida al sumiso hermano. El reparto se completa con los solventes Denis Ménochet y Marina Fois como pareja acosada.

Una recomendable película que encumbra más si cabe a sus responsables y que demuestra el dulce momento que está viviendo el cine español. Porque las bestias están entre nosotros.

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