La historia tiene su punto de partida en una situación real que sucedió en 2011. Una compañía minera cerró sus puertas en Empire, Nevada y dejó sin trabajo a todo el pueblo. Y fue literalmente a todo el pueblo porque la compañía era la dueña del lugar y de todas las casas que había en él.

Este es el punto de partida que motiva a Fern (Frances McDormand en un papel que parece hecho a medida), viuda y sin trabajo, a dejar todo y mudarse a una tierra de nómades (Nomadland)

La película comienza con una potente metáfora: Fern abre la puerta de su bodega llena de cosas y se lleva sólo un recuerdo personal. Las bodegas en USA y en la mayor parte del mundo representan un símbolo: guardan las cosas que la gente ya no quiere tener en sus casas. O mejor dicho, lo que hemos acumulado y ya no nos sirve, simplemente porque lo hemos reemplazado por algo más nuevo.

Esta será la vida de Fern a partir de ahora. Recuerdos, una camioneta con lo indispensable y a aguantar lo máximo fuera del sistema. Y cuando le sea estrictamente necesario, subirse al sistema para juntar un dinero que le permita seguir conviviendo con el estilo de vida que eligió.

Nomadland es una sumario de historias de vidas nómades. O sea, un sumario de historias que nos costará digerir. Vidas que parecen rotas pero terminan siendo plenas. Gente que tiene tan poco que no necesita de casi nada. Y Fern es la heroína de la película. Una heroína cuya valentía no se ve reflejada en sus actos sino en sus decisiones. Unas decisiones tan simples que terminan siendo difíciles de comprender.