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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
7
Fantástico. Aventuras. Drama Adaptación de un cuento para niños de Maurice Sendak. Cuando Max, un niño desobediente, es enviado a la cama sin cenar, se zambulle en un mundo imaginario creado por él y que está poblado por feroces criaturas que le obedecen ciegamente. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2009
61 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spike Jonze —como era previsible— le encasqueta unas converse a Espinete y nos dedica un tempus fugit con ribetes “indi”. Es decir: fotografía de cariz realista, cámara y montaje al hombro, canciones “emo” y cierto esquematismo argumental.

En cuanto a la puesta en escena, es recurrente, por lo que veo, argüir la intención del director de plantear las fantasías como un mundo real, como proyección de gran fisicidad (resoles y luz azul de noches heladas) de la mente de Max (el niño protagonista). Está bien la idea, y parece encajar en el hueco a rellenar a la hora de opinar. Pero creo —es mi opinión, tan válida o inválida como cualquier otra— que encaja por casualidad. Jonze siempre rueda así, así que imagino que es más una forma cómoda de trabajar que recurso estético.

Pero la película, pese a todo, es eficaz. Aunque sus reiterativos recursos sean lo más controvertido. Porque pese a todo, como digo, queda Max: pequeño inadaptado, pequeño germen neurótico. Con su mundo imaginario de oídos afinándose en casas vacías, rastreando sonidos extraños que abren mundos detrás de las paredes, dentro del laberinto.

Max y sus amigos invisibles que le tiran de las piernas para estirar los juegos. Aunque sea tarde y su madre entone el toque de queda. Max, propietario de un espacio (bajo una cama, en el armario) en el que unos pocos pasos pueden ser una expedición por el Ártico. Construye cabañas, busca mascotas, salpica los reflejos de los charcos. Seguro que siente la nostalgia de los colegios vacíos cuando los ve. Porque el Max que me he encontrado esta noche percibe las alteraciones nerviosas del aburrimiento adulto y las va sintiendo crecer aunque aún no las entienda.

Los defensores de esta cinta te dirán que corras, Max, que tires piedras y aproveches los desiertos para revolcarte en ellos. Que apures tu tiempo antes de que tus juegos invisibles se osifiquen en lo visible y tus monstruos se conviertan en humanos.

Porque tu mundo infantil no es una historia interminable. No hay guerras ni amenazas fantásticas (aunque organices juegos maniqueos de buenos y malos, como todos los niños). No es un villano con cuernos y capa negra el que acecha. Son los celos, las envidias, los cambios de humor, la incomunicación y la inseguridad.

Tus monstruos necesitan ir al psicoanalista, Max. Habrá que remendar tu disfraz de niño a ver si aguanta. Se te está deshilachando por la pernera.
Bloomsday
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