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10

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10
7.2
168,300
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
13 de enero de 2010
13 de enero de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Cameron ha esperado 12 años desde que hiciera su Titanic para regresar por la puerta grande y ofrecernos el no va más de las películas. Con Avatar el cine alcanza su cota más alta en cuanto a técnica. Aúna todos los logros técnicos existentes para contarnos una historia que es una mezcla de La princesa Monokone y Aliens.
Pocos directores son capaces de manejar superproducciones sin que se les escape ningún detalle, pero el rey en esto es sin duda James Cameron, al resto siempre se les ve alguna fisura en sus rascacielos. Al igual que hacía en Titanic, Cameron sabe conjugar perfectamente lo grandilocuente con lo minucioso. Estamos en medio de una gran guerra, el hábitat de un planeta entero puede sucumbir ante la codicia del hombre, y Cameron nos muestra al detalle un nuevo mundo y en medio de ello una gran historia de amor.
La historia no desdeña su perfección visual y en su guión podemos ver innumerables aciertos como el primer contacto del protagonista con su nuevo cuerpo, en escaso tiempo el héroe se enfunda en su nueva piel, lo doma y nos muestra su verdadero carácter escondido en un cuerpo humano tullido. Esa facilidad para hacer avanzar la película y conocer al protagonista en otra película hubiera supuesto muchos más minutos de instrucción y en muchas ocasiones sin saber tanto de los personajes. Éstos están muy bien definidos, aunque para ello utilice personajes unidimensionales, como es el caso del militar jefe que es dibujado en una de las batallas comandando el ataque mientras se toma tranquilamente un café.
Son dos horas y media de una fantástica película, de la que bien podría existir una segunda parte, pues acaba con una batalla ganada, pero no la guerra. Este largo metraje para nada se hace pesado, has sido teletransportado a otro mundo y has sido feliz.
Pocos directores son capaces de manejar superproducciones sin que se les escape ningún detalle, pero el rey en esto es sin duda James Cameron, al resto siempre se les ve alguna fisura en sus rascacielos. Al igual que hacía en Titanic, Cameron sabe conjugar perfectamente lo grandilocuente con lo minucioso. Estamos en medio de una gran guerra, el hábitat de un planeta entero puede sucumbir ante la codicia del hombre, y Cameron nos muestra al detalle un nuevo mundo y en medio de ello una gran historia de amor.
La historia no desdeña su perfección visual y en su guión podemos ver innumerables aciertos como el primer contacto del protagonista con su nuevo cuerpo, en escaso tiempo el héroe se enfunda en su nueva piel, lo doma y nos muestra su verdadero carácter escondido en un cuerpo humano tullido. Esa facilidad para hacer avanzar la película y conocer al protagonista en otra película hubiera supuesto muchos más minutos de instrucción y en muchas ocasiones sin saber tanto de los personajes. Éstos están muy bien definidos, aunque para ello utilice personajes unidimensionales, como es el caso del militar jefe que es dibujado en una de las batallas comandando el ataque mientras se toma tranquilamente un café.
Son dos horas y media de una fantástica película, de la que bien podría existir una segunda parte, pues acaba con una batalla ganada, pero no la guerra. Este largo metraje para nada se hace pesado, has sido teletransportado a otro mundo y has sido feliz.