He visto esta cinta con mi hermana porque ella se la descargó a raíz del consejo de un "amigo" que tiene. Ese tal amigo le dijo que no se trataba de una película empalagosa, cosa que ha resultado ser cierta. El film transcurre en Dublín, donde un joven guitarrista y cantante trata de ganarse la vida callejeando por todos los lugares de la capital irlandesa. Por pura casualidad conoce a una guapa inmigrante checa que desde un primer momento se interesa por sus canciones. A partir de ahí vamos conociendo cada vez mejor a ambos personajes, ya que nos enteramos de sus respectivos dramas personales y motivaciones. Lo mejor empieza cuando ambos descubren que les emociona lo mismo, que es la música. La joven tiene un talento enorme para tocar el piano, lo que les anima para componer una serie de canciones juntos. Cabe destacar la bella naturalidad que la historia refleja en todo momento. Los diálogos son muy escasos a lo largo de los 85 minutos que dura la proyección. Sin embargo, esos breves momentos generan los suficientes sentimientos como para hacernos empatizar con aquellos que hablan. La química entre los 2 músicos es muy buena y se percibe durante prácticamente todo el filme. Esa conexión que despertó en la escena en la que tocaron juntos por primera vez en la tienda de música. Las secuencias románticas no desmerecen la pena, al contrario, llenan con las notas musicales las escenas más íntimas y tiernas. El desenlace me ha chocado bastante de lo inesperado que me ha parecido. Aun así opino que se trata de un final sumamente realista y bonito en cierto sentido. Merece bastante la pena verla pese a su simpleza. Una producción natural como pocas.