Pues no, resulta que esta segunda parte de Blade no pertenece al grupo de secuelas que son mejores que las originales. Bueno, tampoco hay que quejarse mucho al respecto porque si bien no se trata de una continuación que supere lo ofrecido por el film de 1998, es entretenida en todo momento, que ya es algo. Seguimos descubriendo detalles curiosos sobre ese mundo de vampiros, y como era de esperar, las escenas de acción en forma de matanzas y combates sangrientos no podían faltar. Y no lucen nada mal pese a contar con efectos visuales que no han envejecido del todo bien. En cualquier caso, se aprecia la mano de Guillermo del Toro en la autenticidad del maquillaje de ciertos personajes. Por otro lado, la trama de genérica no pasa, pues no contiene prácticamente nada destacable. Y es que por mucha sangre que nos muestren, si no hay emoción ni adrenalina estamos ante un producto vacío y superficial. Afortunadamente, el reparto ayuda a que el visionado sea mejor. A falta de un villano que resalte, la rivalidad Snipes-Perlman le añade vistosidad a una historia poco atractiva e inspirada. A todo esto, vuelvo a decir que para nada es aburrida y que a pesar de sus muchos defectos, no es una mala película.