Dudo que el señor Stiller quisiese lograr nada más que arrancar unas cuantas risas y hacer pasar un rato entretenido. Y eso lo consigue. Una parodia del mundo de la moda y, sobre todo, de la superficialidad que se ha hecho ama de este mundo por encima de cualquier otro valor. A destacar el regreso del protagonista a la mina, y sus miradas (todas iguales) como Acero Azul.