Con un comienzo del todo inverosímil (como es que para despedír a unas empleadas afectadas por una regularización, el jefe les haga sacar un palito numerado), durante un buen rato consigue aburrir. Pero después se transforma en una especie de híbrido entre mujeres al borde, very bad things, pulp fiction y amor a quemarropa, con toda la violencia, el absurdo y las situaciones extrañas que eso conlleva. El final, sin embargo, desluce una película hasta ese momento original y casi brillante.
Y digo casi porque las interpretaciones son de puñetera pena. La única que se salva es la prota, entre actuaciones tan horrendas como la de quien representa ser su mejor amiga (monstruoso).
El director tampoco estaba por su faena, y se le cuelan fallos tan execrables como que uno de los fiambres respire ostensiblemente o que el poli muerto levante las cejas todo lo que puede justo cuando la cámara lo enfoca, entre otras tomas igual de nefastas.
Asi que, en resumen: éste mismo guión en manos de Tarantino, hubiese sido todo un peliculón.
Pero, por desgracia, se hizo en Tailandia y con cuatro duros mal contados.
Igualmente, es del todo recomendable porque entretiene y divierte, y tiene escenas del todo memorables (cuando la amiga de la vecina comenta cómo se la haría pagar al marido que creen cornea a su amiga, es todo un puntazo).