Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Agustín Córdoba:
8
Drama. Comedia Tres mujeres de diferentes edades emigran a Moscú en 1958 buscando trabajo y un amor. A lo largo de la película asistiremos a sus sueños y deseos, sus amores, sus desilusiones. Las tres amigas, Antonina, Liudmila y Katerina, llegaron a la gran ciudad en busca de estabilidad laboral y afectiva y, a pesar de las circunstancias a veces adversas, 20 años después no han podido erradicar la ilusión de alcanzar la anhelada felicidad. (FILMAFFINITY) [+]
9 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Moscú no cree en las lágrimas fue un largometraje producido por Mosfilm, la piedra angular de la industria cinematográfica de la URSS, que obtuvo el Óscar a mejor película extranjera -de habla no inglesa- en 1980.

La película narra la historia de tres chicas de origen provinciano que, en busca de una vida mejor, emigran a Moscú a finales de la década de los cincuenta. Su narración concede una vital importancia al sistema de jerarquías sociales en la búsqueda del amor y la felicidad. Katerina, Lyudmila y Antonina no persiguen el progreso material y el amor en abstracto; lo hacen mediante su participación en una sociedad socialista, con sus propias normas y reglas, en un campo de juego diferente en comparación con las sociedades capitalistas.

Cabe esperar que el sistema social donde se desarrolla se asemeje a la ideología oficial en la URSS. La película debería reflejar, hasta cierto punto, el modo de vida soviético para no situarse fuera de los márgenes del realismo socialista. Ahora bien, ¿cómo es que obtuvo un éxito tan rotundo en Hollywood galardonándose con el máximo reconocimiento en casa enemiga?

En primer lugar, habría que remarcar su calidad artística; y en segundo, su carácter aparentemente apolítico y desideologizado de la historia. Si bien es verdad que el núcleo fundamental de la narración se encuentra entre el amor en su concepción romántica y el desarrollo de la vida personal de los personajes, los dos aspectos parecen insertos en la sociedad soviética. Por otra parte, y paradójicamente, la propaganda americana sobre el comunismo impediría captar la propaganda sobre la desigualdad que los soviéticos difundían sobre sí mismos.

Como decía, la película refleja una clara jerarquía de estratificación. La posición de los personajes está ligada a su trabajo y a su propiedad personal. Por ejemplo, la utilización de distintas viviendas para separar las clases sociales es muy ilustrativo. Hay un intento consciente por resaltar la cercanía simbólica y material de los protagonistas.

He leído y escuchado, previamente a ver la película, que la misma se encuentra entre las principales recomendaciones para alguien que pregunte acerca de la vida en la URSS. Definitivamente, ha alcanzado esa expectativa y al mismo tiempo muchas otras más. Ha producido en mí una sensación de querer saber más y complementó mi interés sobre una cultura que no llegaba a comprender en su totalidad.

Desde mi lado cinéfilo, "Moscú no cree en las Lágrimas" me parece una obra de arte. La perspectiva del director y los guionistas se logra plasmar perfectamente, tanto en la creación de ambientes y situaciones como en los arcos narrativos de cada uno de los personajes. Menshov repara en cada detalle y le produce al espectador la sensación de involucrarse en la trama y vivirla como si estuviéramos en ella.
Agustín Córdoba
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow