Tras el notable debut de los hermanitos Cohen “Sangre fácil”, nos brindaron este desternillante ejercicio de comedia alocada. Demostraron con que soltura son capaces de moverse en el siempre complicado género de la comedia, saliendo más que airosos. La legiones de fans de los singulares hermanos ya empezaban a forjarse poco a poco.

Sin las pretensiones ni la madurez que desarrollarían a lo largo de los años estos dos geniales directores pero con una frescura insultante, se inspiraron según parece en los famosos “Cartoon” a la hora de orientar la estética y el ritmo de la película y esto se puede apreciar tanto en las caricaturescas personalidades de los personajes como en las surreales escenas, incluso tiene ciertos parecidos con las aventuras del coyote y el correcaminos (Esos paisajes de Arizona y esas persecuciones…).

Contra todo pronostico, Nicolas Cage, no hace una mala actuación ni mucho menos sino todo lo contrario, una de las pocas películas salvables de su carrera, sus aciertos se pueden contar con los dedos de una mano. También aparece el divertido John Goodman, siempre correcto.
Gracias a un guión solvente, a un ritmo endiablado, un buen elenco de actores y unos gags inspirados llenos de situaciones estrambóticas, esta es una película que merece la pena ser recordada y reconocida, llena de minitos de diversión impagables.