Samuele, el niño de 12 años protagonista del documental y su natural inocencia infantil , ignorante de los dramas ajenos, simboliza la actitud mayoritaria de los habitantes de Lampedusa, y del total de la sociedad europea sobre la crisis de los refugiados. Samuele dispara con su gomero piedras contra enemigos imaginarios, mientras perdidos en la noche, una barcaza con 250 personas lanza una súplica desesperada de auxilio al centro de rescate marino que el ejercito italiano estableció en la isla. Su padre le cuenta lo dura que es la vida en el mar, siempre lejos de casa; y su abuela le relata historias de la guerra, cuando el mar de Lampedusa estaba rojo por la municiones que lanzaban los navíos.
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