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Voto de mirage (Flor y Luna):
8
6.1
28,164
30 de enero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo fuera de lo común puede dar credibilidad o convencimiento. Nos vasta ver un mirlo blanco para saber que todos son negros. Es como la excepción que confirma la regla. Esto son las luces rojas. Esos pequeños detalles que revelan el fraude. Esas notas discordantes que nos ponen sobre alerta. Pero ¿qué pasaría si esa misma excepción en vez de usarla para negar se empleara para confirmar? ¿Qué pasaría si demostrar que uno es capaz demostrase que todos lo somos? Esta película podría plantearse como una dicotomía, verdad vs. mentira. El ser paranormal o parecer paranormal. Se afirma que hay dos tipos de estafadores en este sentido: los que de verdad creen tener un don y los que creen que no se les va a descubrir. Se equipara a la magia con esos desvíos de atención, la predisposicón del espectador, lo sobrenatural, un mundo más allá del aparente. Pero esta película por encima de enigmas o fenónemos extraños, más allá de la crítica de este mundillo destaca una pregunta final que nos hacemos todos a través del protagonista. No podemos negarnos eternamente repite.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por eso creo que esta película con toques de thriller tiene otros de existencialista. No va de sustos. Ni de desmontar números. Va sobre lo que es verdad y lo que es mentira. Va sobre ser o parecer. Sobre como lo anómalo se esfuerza por aparentar normalidad hasta el punto de negarse, hasta el extremo de desacreditarse. Curioso porque se presenta como lo contrario. Como la masa que niega lo individual. No podemos negar lo que somos. Y ¿qué pasaría si la excepción demostrase que es posible? ¿Qué pasaría si un mirlo blanco demostrase que puede haber mirlos blancos? ¿Qué pasaría si lo individual fuese la norma? Y si lo increíble pudiera creerse ¿qué pasaría? Podría pasar que todo tuviese cabida. Podría exirtir lo único. Podría reconocerse que está en nuestras manos el usar esas luces rojas para alumbrar o dar sombra. Para cegarnos o aceptar lo impensable. Podría pasar que todo fuese armonía y que nosotros como notas discordantes hagamos melodía en este río de la vida.