Una de las series con menos sustancia, más insulsas y aburridas que recuerdo. Sorprendente es que resulte conocida.

Una cosa es que a un niño le puedan gustar historias que acaben bien, y otra enseñar algo que no tiene prácticamente ni conflicto, como que quiero que me hagan caso, dado que lloro, y si empiezo a ser un caprichoso me darán lo que quiero. Porque si Caillou fuera educado y dulce ni me importaría tanto, pero es que es una mala influencia, aunque no parezca tan grave. No todo vale, hay que cuidar la calidad, presentar un problema, algo por lo que luchar, emocionante, que sea excitante intelectualmente y sobre todo que no premie a un niño por ser egocéntrico.

Tratad a vuestros hijos como os gustaría que os trataran a vosotros. Veo una vagancia, una ley del mínimo esfuerzo en este producto que es aberrante, incluso la introducción tiene una música que no me gusta nada recordar. Intenta poner algo como La Banda del Patio, David el Gnomo, que si lo que queremos es que crezcan sanos por lo menos aprenderán buenos valores.