Film comercial, en el sentido menos peyorativo del término, tratando de llevar al mayor abanico de público posible ésta oriental versión del relato de Cenicienta, y a fé que Rob Marshall lo consigue con un cuidado relato, bien ambientado, con una magnífica actuación coral y una música muy apropiada. Puntualmente alcanza cotas especialmente brillantes.
La verdad es que la historia consigue entretener y también emocionar, sin recurrir a tremendismos ni a violencia explícita, ni a acumulación de secuencias límite, ni a desectructuración de la línea temporal, tan abusivamente omnipresentes en el desorientado panorama del cine de hollywood actual.
Creo que el principal lastre del film, ha sido el ser excesivamente fiel a la novela, y éste hecho, que en ocasiones, cuando la novela fuente es ya, prácticamente un guión cinematográfico, puede ser beneficioso ( p.e. El silencio de los corderos de Jonathan Demme -1991-, que sigue casi al pie de la letra la novela de Thomas Harris) en el presente caso, le ha restado creatividad y ritmo a la versión cinematográfica.
(Por cierto, que los carteles anunciadores de ambas películas tienen, casualmente, una gran semejanza)