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España España · Logroño
Voto de Dagmoeke:
5
Drama El 2 de marzo de 1974, el joven anarquista Salvador Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante "garrote vil". Ésta es su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2009
10 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta historia de un anarquista catalán condenado a muerte en 1974, dejo de lado los aciertos y errores cineatográficos porque prefiero reflexionar acerca de lo que su visionado me ha sugerido.
Admiro a toda persona noble que se deja la piel por un ideal, aunque siento mucha pena cuando ese ideal, o los medios para hacerlo realidad, son ingenuos.
Me llama la atención la facilidad con la que, en los años sesenta y setenta, la izquierda radical sorbió el seso a personas de gran valía, tanto en España como en otros países del mundo. Pensaban ingenuamente que se podían remediar injusticias con lucha armada, pero la experiencia en tantos países ha mostrado que de ese modo se han provocado guerras civiles con miles de muertos y, cuando se conseguía derrocar a un gobierno injusto, se establecían nuevas dictaduras (ya sea en Angola o en Cuba). Durante esos años, no se sabía -o no se quería saber- que gobiernos marxistas como el de Stalin eran responsables de la muerte de 7 millones de Ucranianos (en el invierno de 1932-33), y no por un tiro de gracia en la nuca (como los 11 millones que se cargaron entre 1937 y 1941), sino por inanición (hambruna fríamente planeada y ejecutada). Todos han oído hablar de los 6 millones del Holocausto, pero ¿quén ha oído hablar de aquellos 7 millones de personas asesinadas a base de hambre?
La falta de autocrítica de quienes han defendido, o siguen defendiendo, esos ideales me llena de asombro...
Dagmoeke
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