Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Un poquito pesada
0
Listas
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Un poquito pesada:
7
Voto de Un poquito pesada:
7
7.1
2,234
Drama
El señor Lazarescu es viudo y vive solo en un apartamento con sus tres gatos. Su hija Bianca se marchó a vivir a Canadá. Una noche, el solitario anciano se siente mal y llama a una ambulancia. Lo llevan a un hospital, y desde allí a otro y a otro más, pero en ninguno pueden atenderlo. Mientras tanto, su estado de salud se va agravando rápidamente... (FILMAFFINITY)
8 de febrero de 2010
8 de febrero de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Esto es el cine o Vivir cada día? Esta pregunta que puede darnos tanto juego otras veces, me sobra ahora, he visto la película y no he tenido otro remedio que sucumbir a esta noche que se nos queda en la memoria como si la hubiéramos vivido y anduviéramos ahora buscando un café reparador. Qué noche. Yo estuve allí.
Lo verdaderamente desolador es recordar únicamente el itinerario terrible del señor Lazarescu, a través de ese poblado pasillo en el que va encontrándose las puertas de la fatalidad profesionalmente entornadas por sus compañeros accidentales de viaje. Todo es a medias, todo es casi, todo es provisional, nadie acierta del todo, nadie se equivoca del todo, nadie abdica del todo, cuando se va Lazarescu, nadie se acuerda de él. Hasta la enfermera-heroína parece al final ceder a los reclamos de la madrugada y de la vesícula.
Nótese cómo Lazarescu se nos va pudriendo a cado paso que le obligan a dar en ese imparable carrusel, se descompone implacablemente. Lazarescu lleva escrito en la frente su destino desde que se decidió el título de la película, pero ni aún eso le está garantizado, le dejamos al final tumbado, descompuesto, arruinado, esperando todavía que alguien pase a su lado y diga: "aún respira...¿cómo se llama usted?"
Lo verdaderamente desolador es recordar únicamente el itinerario terrible del señor Lazarescu, a través de ese poblado pasillo en el que va encontrándose las puertas de la fatalidad profesionalmente entornadas por sus compañeros accidentales de viaje. Todo es a medias, todo es casi, todo es provisional, nadie acierta del todo, nadie se equivoca del todo, nadie abdica del todo, cuando se va Lazarescu, nadie se acuerda de él. Hasta la enfermera-heroína parece al final ceder a los reclamos de la madrugada y de la vesícula.
Nótese cómo Lazarescu se nos va pudriendo a cado paso que le obligan a dar en ese imparable carrusel, se descompone implacablemente. Lazarescu lleva escrito en la frente su destino desde que se decidió el título de la película, pero ni aún eso le está garantizado, le dejamos al final tumbado, descompuesto, arruinado, esperando todavía que alguien pase a su lado y diga: "aún respira...¿cómo se llama usted?"