Asistimos a un perfecta cagada, una sucesión de diarreas mentales, eso si, muy adornadas con lentitud y trascendencia. Hacía tiempo que no veía una gilipollez de este tamaño.
Lo segundo que hay que decir es que a la película le sobra bastante más de una horas de tonterías trascendentales. El aburrimiento que te invade es asombroso.
La realización es vulgar y corriente, poco más que un jardín, que no es ni bonito.
La dirección es exasperante, lenta, lentísima y sin nada que contar. Visualmente muy pobre y vulgar, del montón.
La historia no es más que una sucesión de típicos tópicos, requetevistos. El programa de protección de testigos, la niñata díscola, la ricachona calentorra, los camellos cretinos, y la redención de los crímenes del protagonista. Pero lo peor de todo es que no sucede nada. Como lo cuento, no sucede nada, ni al final.
El director ha pensado que imponiendo un ritmo muy lento, lentísimo, lleno de pajas mentales del protagonistas, de voces en off, iba a hacer una trascendental película. Pues no, es un perfecto bodrio.
Los protagonistas ya se pueden imaginar. Sigourney Weaver, en un papel exagerado y penoso, y el resto para mejor olvidar, todo el tiempo con cara de estar estreñido.
Resumiendo: puro aburrimiento trascendental.