Con más de 25 años se conserva fresca y radiante como una rosa.
Nos encontramos con una producción cortita de recursos pero muy bien aprovechados. En poco más de 20 metros cuadrados consiguieron crear el ambiente perfecto. Ejemplo de que no es cuestión de dinero, que también, sino especialmente de ideas y de ganas de hacer las cosas bien.
La dirección no es espectacular en el sentido de que no emplea un lenguaje cinematográfico que llame la atención o que sea especial. Sin embargo narra la historia con la precisión de un reloj. Todo está milimetrado y los actores se mueven como un disciplinado ejercito. En suma, gran montaje y una lectura excelente; con suspense e intriga asegurados.
La historia es original y además desarrollada con ingenio y creatividad. Es surrealista y sólida hasta el final y cualquiera diría que la ha escrito Berlanga.. Ejemplo perfecto de lo que es un buen guion.
Los protagonistas están soberbios. Juan Luis Galiardo se come la pantalla, su sola presencia asegura la tensión; pero destacaría a Amparo Muñoz, con una interpretación maravillosa y cautivadora que encoge el corazón.
Y algo insólito en una película española: ha sido un placer escuchar la forma de hablar, la entonación, la pronunciación, el fraseo, la naturalidad... en todos los protagonistas.
Resumiendo: de obligado cumplimiento.