Hay películas con actuaciones nada destacables, guiones simples e historias nada sofisticadas que, por una serie de factores meramente personales los cuales no tengo explicación, trascienden y convierten una película normalucha en algo que va mucho más allá.

No quiero convencer a nadie, ni siquiera yo mismo acabo de creerme la nota que le he puesto. Posiblemente fruto de esa paranoia no me he atrevido a ponerle un 9, o que demonios, un 10. Simplemente porque no merece un 10, ni por asomo. Tampoco un 9 y estoy seguro que tampoco un 8.

Pero esta película tiene ese algo distinto (o no) que consigue que pueda verla una vez detrás de otra y me siga entreteniendo. No le daría relevancia si me pasase con la mayoría de films que visualizo. Pero no es el caso. Solo me pasa con obras maestras como el Señor de los Anillos, el Padrino, Uno de los nuestros y otras similares.

De nuevo tengo la necesidad de justificarme y decir que no, que no es una obra maestra, ni siquiera dentro de su género, pero para mi seguirá teniendo un hueco especial en mi corazón, y un 8 como la copa de un pino, pues cada vez que veo a McLovin, los policías o al dúo Seth y Evan, sigo partiéndome de risa y divirtiéndome como la primera vez.