Aburrimiento máximo. Película insufrible, intelectualoide, pedante, caprichosa, antojosa y, me atrevería a decir, un soberano rollo o "pestiño" cinematográfico, sin más. Si no fuera una película firmada por Godard, no estaría escribiendo está crítica personal, porque nadie conocería esta cinta tan insulsa, llena de ideas inconexas y de invenciones sobre la marcha del director. No creo que haya una reflexión mínima en el guion de este film, sino que obedece más bien a las pedantes ocurrencias de Godard, muy aburridas para el público general, salvo para algún fanático extremo o algún espectador que quiera quedar bien ante otros por alguna razón desconocida. Tiene lo peor del cine: una solemne pérdida de tiempo. Perdón.