Debo reconocer que pensé que la película tendría otro curso, pero luego de pensar quien es David Fincher, no debo sorprenderme. Pensé que la película estaría invadía por imágenes del Facebook, de cómo se fue creando la pagina, y de las emociones y conflictos entre sus fundadores, en fin, un film inundado de escenas manipuladoras de manera trivial como nos tiene acostumbrados Hollywood en su mayoría de films (digo mayoría porque obviamente hay excepciones a este comentario).

Traté durante las más de 2 horas que estuve en la sala de cine, de ponerme del lado de alguno de los personajes para no quedar con la extraña sensación de impotencia con la que quede. Creo que al tratar de justificar alguna de las acciones de los personajes se liberan las tensiones entre mi inconsciente y la pantalla del cine; y aunque no quedaron “liberadas”, y mi extraña impotencia quedó latente, debe reconocer el magnífico trabajo del director y de los actores; ya que fue impecable combinación. Y fue precisamente la manera en que nos revelaron cada uno de los personajes la que permitió que ninguno de los mismos, fuera antagónico ni héroe en esta historia, y considero que ese fue el gran logro, ya que mostrar una historia llena de conflictos como esta, y no permitir que uno como espectador odie o apoye (tomando partido) a alguno de los personajes, hace generar la extraña sensación a la que me expusieron durante la proyección de la película y es la que hace de ésta una gran película