Una de las razones por las que Megan Fox no continúo en ésta saga, fue uno de los tantos comentarios que hizo cuando se termino de filmar la segunda parte de Transformers, el cual sí mi memoria no me falla, decía que en esta película “no se actuaba”. Y si este comentario es cierto, tiene toda la razón esta sensual mujer. Los verdaderos protagonistas de esta película (y de las anteriores entregas también) son los efectos especiales. Impecables y ruidosos, es la mejor forma de describirlos; únicamente como la gran industria cinematográfica de Hollywood nos tiene acostumbrados a ver.

Aburrida y pretenciosa, así veo esta tercera entrega, además de ser completamente innecesaria, ya que no propone nada nuevo al género y tampoco le aporta elementos esenciales al débil guión que ha caracterizado esta trilogía. En pocas palabras, ya todo está visto y hecho para Transformers: ¿Cuántas veces nos han invadido los alienígenas con el propósito de conquistar la tierra? ¿Cuántas veces van a destruir los norteamericanos sus ciudades? ¿Cuántas veces tendremos que escuchar una banda sonora que redunde tanto en los clichés del cine “heroico”?

En fin, son muchas los sinsabores que me deja esta presumida e irritante película.