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España España · Oviedo
Voto de babayu:
7
Thriller. Drama Dos hermanos de familia burguesa se encuentran en una situación desesperada y necesitan conseguir dinero sea como sea: Andy (Philip Seymour Hoffman), un ambicioso ejecutivo adicto a la heroína, le propone a su hermano Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer, dar un golpe perfecto: atracar la joyería que sus padres tienen en Nueva York. Aunque a primera vista parece muy fácil, las ... [+]
11 de julio de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué curioso: ayer mismo escribí una crítica de 12, la peli de Mikhalkov en la que versiona Doce Hombres sin Piedad, dirigida por Sidney Lumet hace más de medio siglo; sin duda, el hecho de que un tipo haya trabajado durante seis décadas en un mundo tan complicado como éste de la gran pantalla debería dar un empujón a todos aquellos remisos a pisar una sala de cine. Aquí se ve el oficio del director, que sabe beber tanto del thriller antiguo como de la moderna narrativa, con esos saltos temporales que ultimamente se estilan, tal vez en exceso. La historia es obra de un debutante, Kelly Masterson, curiosamente un ex franciscano reconvertido a esto de la escritura, y se nos cuenta la típica trama en lo que todo lo que en principio parecía fácil tiene el peor final imaginable, semejante a lo que nos contaba Woody en El Sueño de Cassandra: dos hermanos, a los que les están viniendo mal dadas, deciden debutar en el crimen cometiendo el atraco perfecto, pero...
Me ha llamado la atención cómo se obvia el dar explicaciones innecesarias, en todo momento Lumet insinúa que los protagonistas son unos perdedores, marcados por inciertas relaciones familiares y personales, pero no pierde el tiempo desviando la atención de la trama, en este sentido es una peli muy directa: lo que interesa es cómo los hechos que se nos van contando influyen e influirán necesariamente en el presente y futuro de los personajes, y corta cualquier conexión con el pasado que les ha llevado al delito. Independientemente del montaje, que ya mencioné antes, en el que la "transtemporalidad" tiene mucha presencia, es estimulante comprobar el trabajo de los actores, en unos casos impresionante (P. Seymour Hoffman, lo que tampoco es ninguna novedad, o Marisa Tomei, que tampoco), aceptable, como el de Ethan Hawke, o tendiendo a la sobreactuación, como extrañamente hace Albert Finney (cuyo personaje, el padre, también tiene ciertas lagunas de guión)
En definitiva, una peli para disfrutar, que, sin ser una obra maestra, demuestra oficio a raudales por parte de sus responsable.
babayu
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