Buena película para una tarde en la que se buscan emociones. Filme de tribunales que no destaca, pero tampoco pasa desapercibido gracias al toque de Coppola y las grandes interpretaciones de Matt Damon, quien nunca defrauda, Danny DeVito, como el toque humorístico que aleja a esta película del drama, y John Voigt, desenvolviéndose bastante bien como el villano, otra vez.

Esta película te permite desconectar por un momento de la realidad y pensar que se puede luchar contra la corrupción y el poder, pero sin grandes alardes de magnificencia. El problema: algunos trucos de guión que aceleran la resolución de la trama.